El cerdo vietnamita es un animal de difícil manejo en casa y de muy difícil manejo en la clínica, con muchas limitaciones a la hora de realizarle pruebas y usar técnicas clínicas; es casi imposible de tratar de muchas enfermedades por la imposibilidad de medicarlo correctamente la mayoría de las ocasiones; muchas veces es clasificado como “no recomendable como animal de compañía”, aunque con mucha paciencia y un enorme interés por parte del propietario es posible convertirlo en una buena mascota.
A continuación vamos a repasar algunas cuestiones básicas que los ATV deben conocer acerca del manejo de este animal en la consulta veterinaria.
El cerdo vietnamita en la consulta
Para poder examinar al cerdo en la consulta usaremos casi siempre trucos tales como premios, bolas de pienso, etc.; casi ningún animal se dejará manipular si no es con un premio comestible delante. Cuando son cachorros es recomendable colocar unas toallas en la mesa de exploración para evitar que se resbalen. Nunca hay que levantarlos dejando las extremidades en el aire, sino que habrá que abrazarlos para que se sientan seguros. A partir de unos pocos kilos de peso estarán muchos más tranquilos en el suelo que en la mesa de exploración.
Es importante que las primeras visitas a la clínica sean lo menos estresantes posible; son animales muy inteligentes y una mala experiencia por un manejo inadecuado hará que nunca en la vida entren voluntariamente en la consulta. Puede ayudar el hecho de oscurecer ligeramente la sala de consulta. Por muy suave que sea el manejo, y por mucho cuidado que llevemos, cualquier tipo de manipulación provocará en el animal (incluso en los muy jóvenes) la emisión de vocalizaciones, desde unos sonidos tipo ronquidos suaves hasta gritos y chillidos fáciles de oír desde bastante lejos, lo que en no pocas ocasiones provoca el pánico en los pacientes caninos de la sala de espera y el desconcierto, miedo y curiosidad en sus propietarios.
Inyecciones subcutáneas
En las arrugas de las extremidades, pero se usan en muy contadas ocasiones.
Inyecciones intramusculares
Con agujas largas (mínimo 3 cm) y del mayor calibre posible (mayor de 18G); las de calibre 20G de uso común en perro y gato no sirven. Se inyecta justo detrás de la base de la oreja, ya que es la zona donde la capa de grasa es más fina o casi inexistente. Las zonas tradicionales de inyección en el perro o el gato no sirven en el cerdo. Mientras se inyecta, es recomendable que el cerdo esté distraído con algún alimento y/o se le esté hablando y rascando la grupa o el abdomen. Una técnica útil consiste en inyectar con un movimiento rápido la aguja sola sin la jeringuilla, y unos segundos después conectar la jeringa. Es muy normal que sangren después.
Inyecciones intravenosas o colocación de catéteres
Es casi imposible obtener una buena muestra de sangre de un cerdo vietnamita despierto. Bajo anestesia se puede probar la vena (v) auricular (sólo para pequeñas muestras), v. cefálica (necesita disección previa para colocar el catéter), v. caudal media, v. safena lateral, v. femoral, v. epigástrica craneal, seno venoso oftálmico (uso en ganadería y técnica arriesgada en cerdos mascota) y, en los muy jóvenes, la v. cava craneal.
Inyecciones intraperitoneales o intraóseas (bajo anestesia)
En animales jóvenes o como último recurso.
Sedación/anestesia
Una vez que los animales son adultos, la mayoría de los procedimientos (incluso los más básico como una simple limpieza de oídos o una curación de una herida no complicada) se tendrán que hacer bajo sedación o anestesia debido a la nula cooperación del paciente.
Como premedicación, o bien como sedante o tranquilizante antes de un transporte (por ejemplo, desplazamiento a la clínica), es útil la acepromacina oral o inyectada o bien la azaperona. Se recomienda un ayuno de 5-8 horas.
Existen varios protocolos anestésicos, muchos de ellos derivados de su uso como animal de laboratorio. En el cerdo de laboratorio se usa normalmente la vena auricular, pero su acceso en el cerdo vietnamita es muy diferente, por lo que no se suele utilizar. Por su evidente mayor facilidad de uso, se prefieren los protocolos intramusculares debido a la dificultad de cateterizar vasos, dejando los protocolos intravenosos para cirugías complejas. Las combinaciones más útiles y prácticas son ketamina+xilacina+butorfanol y la de ketamina+medetomidina o dexmedetomidina +butorfanol; en la premedicación se usa atropina con azaperona o con acepromazina y un AINE (carprofeno o meloxicam).
El mantenimiento anestésico se hará con isoflurano o sevoflurano en mascarilla (sólo para procedimientos cortos o muy seguros) o intubado. Es bastante difícil intubar a un cerdo por las características anatómicas citadas anteriormente. Se hace imprescindible el uso de un laringoscopio con hoja larga y un fiador metálico para poder introducir el tubo. También se puede usar un endoscopio como guía. Indicadores clínicos de que se puede realizar la intubación son: pérdida del tono mandibular, rotación ventral del ojo y prolapso del tercer párpado. El reflejo palpebral se ha de perder en la anestesia, aunque el reflejo corneal debe mantenerse. Es muy importante controlar la temperatura corporal mientras está anestesiado (riesgo de hipertemia).
Los medicamentos antiinflamatorios también tienen su utilidad en esta especie, pudiéndose usar como parte del protocolo de anestesia (analgesia preemptiva) o bien como analgésicos de rutina; se puede usar aspirina, ketoprofeno, meloxicam y carprofeno, aunque los más útiles y seguros son estos dos últimos.
Extraído de: Chema López Cerezuela. Mantenimiento básico de los cerdos mascota. Ateuves nº 36, pp. 30-38
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