El tratamiento es variable dependiendo de la gravedad de la herida y siempre debe ir pautado por un veterinario. Lo primero que hay que hacer es corregir las causas, proporcionar un sustrato adecuado, desinfectar con yodo y administrar antibióticos y analgésicos.
Se puede eliminar quirúrgicamente el tejido necrosado. En ningún caso se recomienda el vendaje de las
extremidades ni tampoco rasurar el pelo, sobre todo en las extremidades posteriores ya que les sirve de protección.
Factores de riesgo
- Mala alimentación: una dieta incorrecta conlleva deficiencias nutricionales o sobrepeso, que es el factor de riesgo más importante en este caso. Para evitar el sobrepeso los conejos necesitan una dieta alta en fibra y baja en energía. Su alimentación debe estar basada en verduras y hortalizas (40 %), pienso comercial (10 %) y heno (50 %), que tendrán siempre a su disposición, y hay que moderar o evitar el consumo de pan, golosinas, frutas, etc.
- Ejercicio diario: el conejo debe salir de la jaula varias veces cada día (bajo supervisión), para evitar que esté demasiadas horas dentro de la jaula en la misma posición y sin actividad.
- Jaula: la jaula tiene que ser grande y espaciosa, de modo que el conejo pueda ponerse en pie. Lo más importante en este caso es proporcionar un sustrato blando y almohadillado porque las superficies duras y abrasivas predisponen a sufrir esta enfermedad. Además, el suelo de la jaula debe ser de un material liso, ya que materiales como rejillas los hacen más susceptibles a padecer esta enfermedad.
Otro factor que se debe que tener en cuenta es la humedad; se debe evitar porque aumenta la posibilidad de que se produzcan problemas de piel e infecciones. Tampoco hay que olvidar que es necesario mantener una buena higiene, por eso el suelo siempre debe estar limpio y seco.
Manejo y sujeción del paciente
Los conejos son especialmente sensibles a las lesiones óseas, por lo que hay que extremar los cuidados en la manipulación y el transporte para evitar lesiones debido a un mal manejo y, sobre todo, nunca sujetarlos por las orejas.
Para explorarlo nos acercaremos de forma lenta y con movimientos pausados. Primero le permitiremos
que nos huela y lo acariciaremos unos momentos antes de cogerlo. Con una mano sujetaremos al conejo alrededor del pecho, y la otra la pondremos entre las patas posteriores, pero sin agarrarlas. Nunca lo cogeremos solo por el pecho con las patas de atrás colgando, porque si patalea puede lesionarse la columna. Tampoco es buena idea sujetar por las patas a un conejo frenético, pues es muy probable que
se produzca una fractura.
Si es necesaria una sujeción más firme de un conejo frenético, hay varias opciones: se puede agarrar un pliegue de piel de la nuca y poner al conejo boca arriba, con su espalda sujeta entre nuestro brazo y el pecho. En esta postura tienden a aquedarse inmóviles. También es importante conocer el material y utensilios necesarios para facilitar el trabajo al veterinario y colaborar en la cura de la herida. Para ello, prepararemos gasas, yodo, tratamiento tópico especial para cada caso y tratamiento parenteral, pesaremos al conejo e iremos preparando las dosis adecuadas de antibiótico, analgésico, etc., según el caso.
Conclusión
La pododermatitis es una enfermedad muy frecuente en conejos domésticos y puede llegar a ser muy perjudicial si no se diagnostica y trata a tiempo. El papel del auxiliar es muy importante; desde realizar una correcta anamnesis a los propietarios, hasta aportar nuestros conocimientos para que tomen consciencia y puedan prevenir que sufran esta enfermedad. Además, es importante conocer los principales procedimientos que se realizan en consulta para adelantarnos y asistir al veterinario para ser más eficientes en nuestro trabajo en la clínica.
Extraído de Ana María Martín Rosell, Pododermatitis en conejos, Ateuves 87, págs. 14-17.