Triaje en urgencias: una decisión clave

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Se trata de un proceso que nos permite establecer un orden mediante el cual clasificamos a los pacientes de urgencia basándonos en la prioridad de su situación. Se antepone a aquellos casos cuyo pronóstico empeoraría de no ser atendido, clasificando el grado de urgencia según los síntomas de cada caso, para incrementar al máximo el número de supervivientes.

La anticipación y la organización son aspectos fundamentales que se deben tener en cuenta cuando se trata de sacar un servicio de urgencias adelante, más aún cuando tenemos que atender a más de un paciente al mismo tiempo.

El triaje (del francés triage: cribado o clasificación) desempeña un papel esencial en este aspecto, tanto en medicina humana como en veterinaria.

Las finalidades del triaje se pueden resumir en tres puntos clave:

  1. Identificación de aquellos pacientes críticos cuya vida corre peligro.
  2. Priorizar este tipo de pacientes.
  3. Agilizar y descongestionar el servicio de urgencias.

Primera toma de contacto: triaje telefónico

Habitualmente, en la clínica diaria y en el servicio de urgencias el primer triaje se realiza de manera telefónica. Es la primera toma de contacto con el propietario, de la que podemos sacar muchísima información y encaminar el proceso del triaje. En numerosos casos el propietario no quiere acudir al hospital, sino que quiere indicaciones para solucionar el problema en casa, por lo que puede llegar a ser una situación muy comprometida dependiendo del estado del animal. Para prevenir cualquier tipo de problema, hay que tratar de evitar dar recomendaciones por teléfono si la finalidad no es acudir a consulta ante una urgencia real.

Con unas cuantas preguntas podremos identificar si se trata de una verdadera urgencia que requiera atención inmediata o si de lo contrario puede esperar. Para obtener esta información básica formulamos las siguientes preguntas:

  • •¿Qué ha ocurrido?
  • ¿Cuándo?
  • ¿Qué se ha realizado hasta el momento?

Y en el caso de urgencias más graves, añadimos:

  • ¿Está consciente?
  • ¿Respira?
  • ¿Existe alguna hemorragia?

Tras estas preguntas, nuestra recomendación debe ser siempre acudir al centro cuanto antes. Existen muchos centros y hospitales en los que la persona que recibe estas llamadas no es personal clínico, por lo que deben conocer el sistema de triaje y tener nociones a la hora de identificar una urgencia o procurar pasar el teléfono a un ATV o a un veterinario. Tras estas preguntas, damos las recomendaciones necesarias para el traslado del paciente sin empeorar el cuadro clínico si determinamos que ese animal necesita atención de urgencia y de esta manera podremos preparar el equipo necesario para su llegada. Por otra parte, si somos conscientes de que el animal necesita primeros auxilios donde se encuentre, seremos capaces de indicar a la persona que está al otro lado del teléfono lo que debe hacer.

Ante cualquier duda y dado que el propietario que nos llama probablemente esté nervioso y no sepa contarnos de una manera objetiva qué está ocurriendo, nuestra recomendación siempre debe ser que acuda a consulta con la mayor brevedad posible. Nos ayudará ser empáticos con la persona con la que hablemos por teléfono ya que para ellos no será una situación sencilla y nosotros estamos más familiarizados con este tipo de circunstancias, por lo que intentaremos tranquilizar al propietario y recordaremos de nuevo cómo debe trasladar al animal de una manera segura y la ubicación del centro.

En cuanto a la información sobre el traslado, es algo importante en caso de que, como decíamos anteriormente, el cuadro clínico pueda empeorar en el viaje: en politraumatizados podemos orientar sobre cuál es la manera más segura tanto para el propietario como para el animal de recoger y trasladar al paciente, intentaremos prevenir en cualquier caso la hipotermia, indicaremos cómo inmovilizar una fractura, cómo actuar en caso de golpe de calor, etc.

Triaje presencial

Una vez en la clínica, el ATV tiene que ser capaz de identificar rápidamente cuál de los pacientes que está en el centro necesita nuestra atención de manera inmediata o de lo contrario podría fallecer y cuál podría esperar sin comprometer su vida.

Aquí podemos preguntar un poco más en profundidad al propietario qué es lo que ha ocurrido y podremos observar al animal para reconocer cualquier síntoma con el que identifiquemos el compromiso del sistema nervioso central (SNC), respiratorio, cardiovascular o urinario. Este proceso no debería durar más de 5 minutos. En este momento podemos intentar calmar al propietario, conseguiremos información más concreta y darle una opinión objetiva y real del estado y pronóstico de su animal.

En este punto, valoramos el ABCD del paciente:

  • A. Airway: vía aérea.
  • B. Breathing: respiración.
  • C. Circulation : sistema cardiovascular.
  • D. Disability: déficit SNC.

Algunas de las patologías más frecuentes y graves que pueden presentar los pacientes en
urgencias son (figura 1):

Figura 1. Exploración física de un paciente en el servicio de urgencias.

  • Distrés respiratorio.
  • Alteración del SNC.
  • Intoxicaciones.
  • Síndrome dilatación-vólvulo gástrico.
  • Reacciones alérgicas significativas.
  • Estatus convulsivo.
  • Traumatismos graves.
  • Hemorragias.
  • Ingestión de cuerpos extraños.
  • Golpes de calor.
  • Estados de shock.

Actualmente en medicina veterinaria no existe un sistema de triaje descrito, definido y único, sino que en muchas ocasiones la evaluación se realiza de un modo intuitivo o cada centro de trabajo tiene su protocolo adaptado y extraído de la medicina humana. Existe desde una clasificación con niveles, hasta una clasificación por colores en la que se le asigna un color y con él el nivel de gravedad y también el tiempo que se debería tardar en darle una atención primaria.

En cualquier caso, utilicemos el protocolo que utilicemos, debemos tener en cuenta también la escala de Glasgow, dado que el dolor es un signo esencial que se debe tener en cuenta a la hora de clasificar al paciente crítico.

En la figura 2 se presenta una gráfica con la casuística que acude al servicio de urgencias del centro de la autora durante junio y julio del 2021 según el tipo de urgencia y en la figura 3 una representación con el nivel de prioridad al que corresponden esos mismos casos según el protocolo de triaje.

Conclusión

La organización es un aspecto esencial en el servicio de urgencias. Para poder atender correctamente a todos los pacientes que acuden a la vez al hospital debemos establecer un orden de atención según la gravedad de cada caso y para esto tomamos de la medicina humana el protocolo del triaje. Mediante un triaje logramos identificar aquellos pacientes cuya vida corre peligro de no tener una rápida actuación por nuestra parte, les damos prioridad absoluta y descongestionamos el servicio de urgencias. La mayor parte de las veces, pasamos de un triaje telefónico a un triaje presencial en el que valoramos de una manera rápida y efectiva el ABCD del animal y le asignamos un número o un color (dependiendo del protocolo establecido en nuestro centro) según la gravedad o urgencia del caso. Esto nos facilitará el trabajo ya que podremos determinar qué animales necesitan una atención primaria inmediata y conseguir un mayor índice de éxito en nuestros casos.

Extraído de Jessica Valbuena Vidal. Triaje en urgencias: una decisión clave. Ateuves 99, págs. 8-11.

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