Cómo se establece un plan vacunal

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Los programas de vacunación se deben desarrollar de manera individual, en función de las características de cada animal: edad, estado de salud, riesgo de infección, etc. Para ello, es imprescindible conocer los distintos tipos de vacunas existentes, así como el momento óptimo en que deben administrarse.

Sin la vacunación, las infecciones existentes diezmarían continuamente las poblaciones animales y expondrían a las personas a graves enfermedades y carencias alimenticias, con las que la salud humana se vería mermada. En el caso de los animales de compañía, así como del conjunto de las especies domésticas, la vacunación tiene un objetivo sanitario, económico y sentimental.

Sin embargo, debemos recordar que las vacunas no están exentas de efectos negativos, y que el hecho de que su administración sea altamente beneficiosa no implica que se pueda vacunar indiscriminadamente a todos los animales.

¿Qué tipos de vacunas existen?

Cada vacuna posee una serie de características que permite clasificarla desde diferentes puntos de vista: la relevancia de la enfermedad que combate, el tiempo durante el que se prolonga su efecto y el número de agentes contra los que actúa.

Importancia de la enfermedad que previenenVacunas utilizadas en España

Actualmente, en España podemos vacunar a los perros y los gatos frente a 17 enfermedades. Sin embargo, no todas estas vacunas tienen la misma importancia ni deben usarse siempre:

  • Algunas deben ser administradas necesariamente (las llamaremos “esenciales”), debido a que protegen a los animales frente a enfermedades muy graves, ampliamente diseminadas, o zoonóticas. Son las que aparecen en negrita en la tabla adjunta.
  • Otras sólo se utilizan cuando el animal está en riesgo de infección y se puede prescindir de ellas en la mayoría de los casos, por eso las llamaremos “vacunas opcionales”.

Duración de su efecto

Podemos encontrarnos con vacunas vivas, cuyos microorganismos son capaces de multiplicarse de forma controlada simulando en cierta medida una infección natural y, por lo tanto, provocando una respuesta del sistema inmunitario rápida, elevada y duradera (años) tanto humoral (anticuerpos) y celular (glóbulos blancos, etc.) como en las mucosas.

Sin embargo, en las vacunas no-vivas no se produce esta multiplicación y, en consecuencia, la respuesta inmune inducida es inferior, más lenta y preferentemente humoral que, generalmente, dura unos meses. Esto obliga a administrar varias dosis consecutivas de estas vacunas, para que el efecto “recuerdo” consiga elevar la respuesta inmune. Una alternativa es acompañarlas de adyuvantes, que son diferentes sustancias de origen mineral, vegetal o animal, capaces de estimular al sistema inmunitario y mejorar la respuesta de tal modo que en ocasiones consiguen emular el efecto de las vacunas vivas.

Contra una o más enfermedades

En el comercio podemos encontrar vacunas simples o monovalentes, que contienen antígenos de un solo agente infeccioso (una valencia), como es el caso de la vacuna contra la parvovirosis, por ejemplo.

Las combinadas o polivalentes, por su parte, portan antígenos de diferentes agentes infecciosos.

En algunos casos, las vacunas monovalentes se pueden combinar en la misma inyección con otras monovalentes o con polivalentes, pero sólo si la casa comercial lo indica en sus prospectos. Una alternativa a la combinación es la administración de vacunas distintas el mismo día en diferentes puntos del animal.

¿Por qué a veces fallan?

Las vacunas esenciales se administran a todos los animales desde las primeras semanas de vida, cuando los anticuerpos de origen materno (transmitidos a la cría a través del calostro) dejan de actuar. Debemos tener presente que la inmunidad de origen materno protege a los cachorros frente a las infecciones en las primeras 5-6 semanas después del nacimiento pero, posteriormente, puede ser un obstáculo en la vacunación.

Llamamos periodo crítico o “ventana de vulnerabilidad” del cachorro al tiempo en el que la tasa de anticuerpos maternos no le protege frente a la infección pero es suficiente para neutralizar la acción de una vacuna. Este periodo termina cuando el cachorro tiene aproximadamente 12 semanas de vida.

Ésta es la principal causa de los fallos en la eficacia vacunal en animales de estas edades. El sistema inmunitario del cachorro ya está formado en el momento de su nacimiento y, por lo tanto, es capaz de responder a la vacunación. Sin embargo, la presencia de la inmunidad maternal retrasa o impide la activación del sistema inmunitario, de modo que las primeras respuestas a la vacunación son más débiles o nulas.

De ahí que los programas de vacunación deban considerar todas estas variables comentadas, así como el entorno del animal (riesgo esperable de infección y tipos de infecciones prevalentes), su estado de salud, la presencia de factores estresantes, su alimentación y cuidados, tratamientos inmunosupresores, etc.

¿Cómo se establece la pauta vacunal?

La primovacunación es la primera vez que se vacuna al animal, independientemente de su edad, con las dosis de vacuna necesarias para dejarlo óptimamente inmunizado frente a las enfermedades de las que deba ser protegido.

Particularmente, en los cachorros se debe ser muy cuidadoso en la elaboración del programa vacunal porque presentan mayor susceptibilidad a las infecciones y a padecer la enfermedad en formas más graves. Es recomendable seguir unas pautas mínimas:

  1. Realizar al menos dos inoculaciones de las vacunas que necesite, separadas un mínimo de 2 semanas, aunque lo óptimo sería 3 o 4 semanas.
  2. La última administración de cada una de las valencias elegidas en el programa vacunal deberá realizarse pasado el periodo crítico (12 semanas de edad).

La edad es uno de los factores más determinantes del programa vacunal, por eso interesa destacar algunas consideraciones.

Desde el nacimiento hasta las 6 semanas

Es muy probable que estén protegidos por la inmunidad materna pero, si no fuera así, deberemos recordar que:

  • La mayoría de las vacunas de que disponemos no están preparadas para este grupo de edad. Se deben mantener estos animales aislados de gatos o perros adultos, incluida su madre  (destete temprano).
  • Si el riesgo de infección es muy alto, se podrían administrar anticuerpos específicos frente a las enfermedades más prevalentes y graves.

Desde las 6 a las 12 semanas de vida

La edad es uno de los factores más determinantes del programa vacunal.

La edad es uno de los factores más determinantes del programa vacunal.

El animal está en el periodo crítico. Los cachorros de esta edad constituyen el grupo de máximo riesgo de infección. Consideramos dos subgrupos:

• En la 6ª, 7ª y 8ª semana de edad se intenta usar el mínimo de valencias (máximo recomendable: tres), que se eligen según el riesgo de enfermedad (vacunas esenciales). Así, en el perro siempre se vacuna frente a parvovirus y/o virus del moquillo y, según la prevalencia del entorno, frente a hepatitis (CAV2) y/o parainfluenza canina (PI2). En gatos siempre se vacuna frente a panleucopenia, herpesvirus felino y calicivirus felino.

• En la 9ª,10ª y 11ª semana de edad existen más posibilidades de que los animales respondan a la vacunación. El número óptimo de valencias en este periodo es de cuatro de modo que, además de las indicadas anteriormente, podemos elegir si es necesario entre CAV2, PI2, Bordetella bronchiseptica, Borrelia burgdorferi, Herpesvirus canino o Coronavirus canino en el perro y leucemia felina o chlamydiasis en el gato.

Mayores de 12 semanas de edad

En primovacunación se deben seguir las pautas generales mencionadas si bien, con baja presión de infección, una sola dosis de una vacuna viva puede proporcionar una inmunidad de varios años de duración:

  • No existe límite en el número de valencias por vacuna.
  • En España, no siempre de forma obligatoria (según la comunidad autónoma), la vacunación de la rabia se realiza en mayores de 12 semanas, con una sola inoculación.
  • La vacuna frente a la PIF (peritonitis infecciosa felina) se administra a partir de las 16 semanas de edad, siempre y cuando el gato sea negativo al test de detección de anticuerpos frente a coronavirus.

El veterinario deberá desarrollar el programa vacunal para cada animal, basándose en todas la variables enumeradas. Las casas comerciales suelen presentar un programa básico, pero el veterinario determinará si un perro o gato en particular debe seguirlo o es necesario adaptarlo según sus circunstancias.

Cuándo se revacuna

La revacunación es la inoculación de dosis de recuerdo a lo largo de la vida del animal, generalmente a partir de un año tras la primovacunación, con las valencias que se utilizaron en ella. En los años siguientes, se valorará el riesgo de infección individual dependiendo de si los animales se dedican a la reproducción, si están sometidos a factores inmunosupresores, etc.

En general, un animal bien alimentado, cuidado y en un entorno de bajo riesgo de infección, podrá ser revacunado cada 3 años (vacunas vivas o algunas no-vivas con adyuvante). En la revacunación frente a parvovirus y moquillo, se recomienda demostrar la tasa de anticuerpos antes de la revacunación.

En los animales de más de 8-10 años, se debe replantear la necesidad de la revacunación dado que el sistema inmunitario de estos animales está en declive y la respuesta a la vacunación podría dar resultados inesperados. Las vacunas actuales no se han estudiado suficientemente en este grupo de edad.

Extraído de: Mª Carmen Simón, Cómo se establece un plan vacunal, Ateuves nº6, pp. 22-26

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