Las mascotas aviares y su alimentación: no todos los pájaros comen lo mismo

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En este artículo abordaremos uno de los aspectos que con frecuencia pasan desapercibidos: el tipo de dieta que reciben estos animales, a la que los propietarios a veces no prestan la atención adecuada. Sin embargo, una mala dieta, en un sentido cualitativo o cuantitativo, puede conducir a numerosas patologías, especialmente metabólicas.

A lo largo de las últimas décadas, la medicina veterinaria ha presenciado un pronunciado aumento en cuanto al número de aves como pacientes, consecuencia de su aumento como animales de compañía. El número de pájaros ornamentales en Europa se calcula entre 13 y 50 millones según un estudio realizado en 2017 por la Federación Europea de Fabricantes de Alimento para Mascotas (FEDIAF), la cual estimó que existen unos 50 millones de mascotas aviares en Europa, siendo el tercer grupo más común, por detrás del perro y el gato.

Tipos de mascotas aviares que podemos encontrar en casa

Existen diversos grupos de aves ornamentales. Una característica a la que debemos de prestar especial atención es al pico que presentan, pues su morfología está adaptada a la ingestión y obtención de alimentos. Esta particularidad nos ayuda a clasificarlas y, en términos generales, nos centraremos en dos grandes grupos (Mclellan, 1992):

  • Aves paseriformes: abarcan a más de la mitad de las especies de aves del mundo. Entre sus principales características encontramos: 1) ser de pequeño tamaño y 2) presentan un pico alargado y fino, resultado de su alimentación a base de granos e insectos.
  • Aves psitaciformes: Poseen una gran diversidad de tamaño, que van desde el periquito hasta la cotorra. Su pico es de forma curva y muy fuerte, con una alimentación básicamente granívora.

Las más frecuentes en los hogares pertenecen a la familia de las psitácidas, destacando entre ellas (Verhoef-Verhallen, 2004):

  • Periquitos (Melopsittacus undulatus): el pájaro doméstico por excelencia. Procedentes de Australia y de unos 18 cm de tamaño, son animales muy hábiles para el aprendizaje de sonidos, conocidos por sus cánticos. Son gregarios, pero pueden vivir solos si se les presta bastante atención, con una esperanza de vida de 12 años aproximadamente. A lo largo de los años han ido mutando, dando lugar a una amplísima variedad de capas de colores. Se puede diferenciar su sexo de forma sencilla en adultos observando la parte de arriba de su pico (cera): en el caso de los machos es azulada y en las hembras es marrón.
  • Agapornis (Agapornis roseicollis): su origen se remonta al sudoeste de África y son una de las especies más queridas como mascota. Su tamaño es de unos 17 cm y son animales con mucha energía y muy ruidosos. Se recomienda tenerlos en pareja ya que su interactuación reduce en gran medida su nivel de estrés. Son muy resistentes al frío y viven entre 10 y 15 años.
  • Ninfas (Nymphicus hollandicus): originarias del centro de Australia, son aves gregarias de unos 30-35 cm con un alto nivel de actividad: les gusta escalar, picar y estar con otros individuos de igual o distinta especie, así como salir de la jaula para un mayor nivel de interactuación. Su esperanza de vida está en torno a los 15 años.
  • Cacatúas (Cacatua galerita): proceden de Australia, Tasmania, Nueva Guinea y las islas circundantes. Son, junto a los loros, las aves de mayor tamaño que se suelen tener en una casa (50 cm aproximadamente) y requieren un elevadísimo nivel de atención. Es recomendable tenerlos en un jaulón de gran tamaño y en pareja o grupo ya que, de lo contrario, sufren mucho estrés y pasan a tener comportamientos anormales. El sexaje es sencillo ya que los machos tienen el iris negro y las hembras marrón y pueden llegar a vivir 40 años o más. Son una de las aves más atractivas como mascotas por su capacidad vocal para realizar cánticos e imitaciones, pero también de los más complicados de mantener por su nivel de actividad y sensibilidad ambiental.
  • Loros: yaco (Psitaccus erithacus), guacamayo (Ara) y eclectus (Eclectus roratus). Son las aves ornamentales de mayor tamaño, entre 35 y 50 cm en el caso de los guacamayos, en general con pronunciado dimorfismo sexual. Son aves muy inteligentes capaces de memorizar y repetir muchas palabras y frases, y que disfrutan mucho de la compañía. No son animales muy ruidosos, pero sí muy habladores por lo que requieren bastantes cuidados, además de ser muy longevos.
  • Canarios (Serinus canaria domestica) y jilgueros (Carduelis carduelis). Son las únicas aves domésticas del grupo paseriforme. Son pequeñas, de aproximadamente 13 cm de longitud y que viven una media de 10 años. Son animales con cantos fuertes y muy sensibles a cambios de temperatura y estrés. El canario doméstico, tal y como lo conocemos hoy en día, no puede encontrarse en la naturaleza, ya que ha sido el resultado del cruce de una especie de canario salvaje con otras especies de aves. Los jilgueros, sin embargo, pueden hallarse en amplias zonas de Europa, el centro y oeste de Asia y el norte de África.

Importancia de la dieta

La alimentación que recibe una mascota aviar es uno de los factores que, junto al nivel de libertad que posea el animal, determina la calidad de vida y su salud. Como hay muchas especies de aves de compañía, no hay una dieta única que pueda utilizarse. Algunas comen semillas, otras se alimentan de néctar (por ejemplo, los loros) y otras comen principalmente fruta. Por lo tanto, es importante establecer exactamente lo que el ave puede y debe comer. Es frecuente que a las consultas veterinarias acudan cacatúas alimentadas únicamente con semillas de girasol, lo que provoca obesidad, lipomas y trastornos hepáticos. Pero es que los desequilibrios dietéticos son también responsables de otros problemas de salud como los trastornos en la muda, las enfermedades respiratorias, las anomalías de crecimiento, la mala reproducción, la impactación de los huevos y el mal funcionamiento del sistema inmunitario.

Más que entrar en detalles sobre los niveles de proteínas, grasas, carbohidratos, vitaminas y minerales en las dietas, definidos en avicultura y que no son extrapolables para estas especies, el propietario debería ser asesorado acerca de cómo alimentar a este tipo de mascotas. Si bien la mayoría de las tiendas de animales venden semillas en la proporción correcta, si se les da como única fuente de alimento desarrollarán deficiencias vitamínicas, minerales y proteicas. Además, hay que tener en cuenta que las necesidades nutricionales que presenta un individuo varían a lo largo de su vida, lo que no siempre se tiene en cuenta. Por otro lado, las mezclas de semillas, sin saber lo que el ave realmente necesita, promueve que el animal seleccione qué comer y qué no, desequilibrando aún más la alimentación recibida.

La mayor parte de dietas formuladas existentes en el mercado están indicadas para psitácidas, cuya dieta en la naturaleza se basa en frutas, semillas, invertebrados, flores, hojas tiernas y en ocasiones néctar. Idealmente se considera que la dieta básica de una psitácida debe contar con alimentos de diferentes grupos (frutas, vegetales, legumbres, semillas aceitosas o frutos secos, alimento de origen animal, y granos enteros), alternando o combinando estos componentes cada cierto tiempo. La cantidad de alimento de cada categoría es específico para cada especie, estado (cría, muda, crecimiento o alimentación de las crías) y época del año (Perlman, 2016). Sin embargo, la realidad nos indica que las fórmulas creadas para estas especies están lejos de los niveles óptimos, con escaso aporte nutricional, probablemente debido a que no se asume la gran variedad que abarca la alimentación de este grupo de aves.

Los piensos para estas especies tienen una biodisponibilidad muy baja: solo se absorbe un 50 % de su proteína en comparación con el más de 85 % de una dieta natural. Además, por lo general, se consideran fórmulas con exceso de grasas, carbohidratos y fósforo con déficit de aminoácidos, minerales y vitaminas. A esto se suma que con frecuencia los propietarios aportan siempre la misma mezcla comercializada (si acaso algún complemento en ocasiones) constituyendo una dieta monótona que conlleva deficiencia, incluso ausencia de nutrientes básicos debido a las grandes variaciones en los requerimientos nutricionales de las aves como señalamos anteriormente (Doneley, 2016).

Por ejemplo, a los canarios en la época de invierno se les puede suplementar con pan rallado con huevo, pastas y cucharadas de cereales. Estos alimentos son muy completos en vitaminas y minerales, proporcionándoles las defensas que van a necesitar para las épocas de frío.

Dieta adecuada para cada especie

Agapornis

Por ejemplo, para los agapornis, las semillas recomendadas son girasol, mijo rojo, negrillo, arroz con cáscara, avena pelada, cañamón, alpiste, trigo sarraceno y panizo. Las frutas que podemos darles son el kiwi, la naranja, la manzana y la pera (estos dos últimos es conveniente no darlo todos los días ya que son muy laxantes). Podemos darles frutas secas como higos, las ciruelas y los dátiles, aunque como máximo dos veces por semana. El aguacate, perejil, productos lácteos y las patatas crudas son tóxicos para ellos.

Loros

En el caso de los loros, la mayoría de los propietarios tienen en mente que su comida básica son las pipas, sin embargo, la dieta correcta la componen pienso para loros comercializado (fijémonos en que se trate de una mezcla que contenga semillas variadas, frutos secos y frutas desecadas) y que se complementará con frutas (naranja, mandarina, fresas y sandía; en ocasiones también melón y plátano), verduras (brócoli, judías, zanahorias y pimientos verdes o rojos), además de queso fresco, pan, pasta y arroz. El tomate verde y el aguacate son tóxicos.

Ninfas

Para las ninfas, las semillas (alpiste, avena, mijo y una pequeña proporción de pipas de girasol) son la base de su dieta. Se complementa con verduras (lechuga, calabacín, zanahoria o brócoli) a diario. Las frutas como manzana, pera, fresas o melón solo se recomiendan dos veces por semana, por su alto contenido en azúcares.

Periquitos

Si estamos ante periquitos, la mezcla de semillas comercializada ha de contener mijo, alpiste y avena, negrillo y trigo. Su dieta debe complementarse con vegetales frescos (zanahoria, acelgas, espinacas, brócoli o tomate) o frutas (manzana, pera, kiwi, uvas, fresas, plátano). Ambos no deben constituir más del 20 a 25 % de la dieta del periquito. También pueden comer un poco de huevo, frutos secos como almendras y avellanas, pan, pasta hervida y arroz integral cocido, en pequeñas cantidades y de forma ocasional, como golosina.

Cacatúas

Las cacatúas necesitan una dieta equilibrada compuesta por semillas y verduras con una pequeña cantidad de frutas, ueces, arroz cocido, y comida de mesa, como queso, maíz, cereales o pasta. Aunque pueden comer frutas de cualquier tipo (a excepción del aguacate, que es tóxico) una vez al día, no necesitan comer verduras con la misma frecuencia. En su lugar, se puede tratar de alimentarlos con una mezcla de vegetales cada dos o tres días.

Paseriformes

Para paseriformes, la mayoría de las formulaciones incluyen semillas de alpiste, colza, lino, avena decorticada, cáñamo, negrillo.

Canarios

Para canarios, la una mezcla ideal sería un 50 % de alpiste con 20 % de negrillo y 30 % de las otras semillas mencionadas. Se debe complementar esta ración con frutas y verduras (lechuga, espinacas, manzana, zanahorias, pera, grelos) cortados en trozos pequeños para que sea fácil su ingestión. Esto les proporcionará el complemento vitamínico-mineral imprescindible.

Jilgueros

En el caso de jilgueros, lo recomendable es una ración mixta de alpiste y perilla blanca, pudiendo añadir pipas o negrillo. Para que la dieta no sea excesivamente grasa podemos combinar las semillas con frutas (naranja, sandía, manzana y fresas) y verduras (calabaza cocida, remolacha, pimiento y pepino) dos o tres veces por semana.

La importancia de los suplementos

En ciertas especies, nutrientes como el calcio o la vitamina A se presentan en tales niveles de exceso que pueden resultar tóxicos, y debido a la incapacidad de escoger qué comer o qué no en una dieta monótona es frecuente la intoxicación (Doneley, 2016; Perlman, 2016). A todos estos problemas se suma, en el caso de los loros y los periquitos, que su alimentación también tiene una base nectívora que habría que intentar suplementar (administrado en polvo o en suspensión acuosa) ya que ninguna fórmula lo tiene en cuenta.

En la práctica, esto también supone un déficit en la dieta de estas especies, ya que los propietarios y los veterinarios desconocen esta información por lo que no se informa a los dueños de ello (Doneley, 2016). En el mercado existen actualmente numerosos productos que intentan paliar las deficiencias nutricionales asociadas a la cautividad, como barritas con cereales, suplementos a base de frutos secos, comida con semillas y enriquecidas con probióticos, hueso de sepia natural o conchas de moluscos molidas (como suplemento de calcio), etc. Sin embargo, queda a disposición del dueño la administración de los mismos.

Los pellets son un alimento manufacturado a base de semillas enriquecido con vitaminas y minerales y que puede administrarse como complemento a las dietas antes descritas. Lo que es importante tener en cuenta es que en cualquiera de las marcas comerciales existentes el aporte de grasa no supere el 5-6 %. La asociación Greencross Vet (2021) señala dos maneras de conseguir una dieta equilibrada en las aves que comen semillas:

  1. Ofrecerles semillas durante 10-20 minutos dos veces al día o durante la noche y luego retirarlas y dejarles verduras frescas, frutas y otros nutrientes.
  2. Alimentar con pellets o dietas preparadas comercialmente, equilibradas en nutrientes, aunque tiende a ser menos estimulante para el animal.

¿Cómo introducir un alimento nuevo?

Muchos propietarios desconocen que las aves no suelen reconocer los alimentos nuevos como algo que pueden comer. La textura, la forma y el tamaño de los alimentos son más importantes para un pájaro que el olor o el sabor (a diferencia de los gatos y los perros). Por ello, los nuevos alimentos deben introducirse gradualmente y en un lugar en el que el ave espere que haya comida. En caso de que los pájaros se nieguen rotundamente a comer alimentos nuevos, habría que asegurarse al menos de que se les da un suplemento vitamínico diario, e intentar ofrecerles un alimento de cría junto con las semillas.

Conclusión

La alimentación recomendada para una mascota aviar ha de ser la adecuada para la especie. No todas las dietas valen para todas las aves, pudiendo causar enfermedades metabólicas por intoxicaciones, carencias o el consumo excesivo de lípidos aportados con las semillas oleaginosas. La introducción de pellets específicos es una manera de evitar, o al menos minimizar, estos desequilibrios nutricionales, siempre y cuando tengamos en cuenta que tienen una biodisponibilidad reducida y que no varían en función de las necesidades del ave. Como cualquier mascota, el conocimiento previo de sus necesidades nutricionales es la mejor herramienta para garantizar un buen estado nutricional.

Bibliografía

  • Doneley, B. 2016. Husbandry, grooming and nutrition. En: B. Doneley, Avian Medicine and Surgery in Practice Companion and Aviary Birds. Boca Raton, Florida: CRC Press, pp. 45-63.
  • FEDIAF (Federación Europea de Fabricantes de Alimento para Mascotas). 2017. European Facts and Figures 2017. Disponible en: https://fediaf.org (Fecha de acceso: 15 de septiembre de 2021).
  • Greencross Vets. 2021. Disponible en: https://www.greencrossvets.com.au (Fecha de acceso: 13 de diciembre de 2021).
  • McLelland, J. 1992. Atlas en color de anatomía de las aves. Ed. Interamericana-McGraw-Hill, Madrid, España.
  • Perlman, J. 2016. Nutrition and Nutritional Management. En: J. Samour, Avian Medicine. St. Louis, Missouri: Elsevier, pp. 25-35.
  • Verhoef-Verhallen, E. J. J. 2004. Parrots, cockatoos, parakeets and lorys- Psittacidae. En: E. J. J. Verhoef-Verhallen, The Complete Encyclopecia of Caged and Aviary Birds. Lisse, The Netherlands: Rebo Publishers, pp. 78-114;202-282.

Extraído de Cristina Muñoz-López y Cristina Castillo. Las mascotas aviares y su alimentación: no todos los pájaros comen lo mismo. Ateuves 99, págs. 20-24.

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