Se estima que más de un 40 % del total de animales de compañía en Europa son mayores de siete años. Los animales sénior o geriátricos van a ser, por lo tanto, pacientes frecuentes en la clínica diaria.
No está clara la edad a partir de la cual podemos empezar a considerar un animal adulto como geriátrico. El término geriátrico se refiere de forma genérica a aquellos animales en el último tercio de su vida esperada. En estos años, enfermedades relacionadas con la edad como el cáncer y las alteraciones cardiovasculares, gastrointestinales y renales se dan con mayor frecuencia.
Se sabe que en el caso del perro la esperanza de vida depende, entre otros factores, del tamaño adulto del animal. En la tabla 1 se especifica una propuesta de edades a partir de las cuales podemos considerar viejo o geriátrico a un perro en función de su peso adulto. Estas estimaciones deben considerarse sólo como una orientación, ya que existe una gran variación individual. Los signos físicos de la edad (como la disminución de la actividad, pérdida de audición y de visión, etc.), pueden ser más indicativos que la edad cronológica en cada individuo.
¿Qué necesidades específicas tienen los animales sénior?
Si es difícil señalar el momento de la aparición de la vejez, mayor imprecisión se tiene a la hora de considerar las características fisiológicas que identifican o están presentes en los animales de edad avanzada, aunque son muchas las que se asocian al proceso del envejecimiento.
Ha de tenerse en cuenta que no todos los órganos y sistemas del organismo envejecen a la misma velocidad y, en consecuencia, la disminución de la capacidad funcional tampoco se expresa a la vez. En numerosas ocasiones, las variaciones respecto al animal adulto joven se manifiestan especialmente cuando el cuerpo del animal se ve forzado o estresado por situaciones diversas.
Como consecuencia de estos cambios, los animales de edad avanzada tienen necesidades específicas de todo tipo. También a nivel nutricional pueden verse afectados los requerimientos, bien sea por problemas en la ingestión y utilización digestiva y metabólica, o por variar las necesidades específicas de determinados nutrientes.
¿Cómo puede ayudar una nutrición específica a los animales mayores?
El objetivo de la alimentación de los animales sénior es proporcionar una dieta que permita minimizar las consecuencias negativas de los cambios fisiológicos asociados a la vejez y reducir, o al menos no acelerar, el proceso del envejecimiento. En definitiva, mejorar su calidad de vida e incrementar la longevidad. Es por ello que en el manejo de la alimentación se suele adelantar la consideración de animal geriátrico uno o dos años antes del probable comienzo de los problemas asociados con la edad.
En la actualidad existen grandes dificultades para establecer las recomendaciones nutricionales de esta etapa fisiológica, sobre todo, tal como ya se ha comentado, por la gran diversidad en las características de los animales considerados como geriátricos. De hecho, los organismos oficiales no proponen unas recomendaciones específicas para animales de edad avanzada, debido a una falta de información y de consenso.
¿Cómo debe ser el manejo de la alimentación en el animal geriátrico?
En los animales sénior es importante el control de la ingestión de alimento y agua, por ello se suele recomendar la administración racionada (en tiempo y/o cantidad) del alimento en lugar de la administración ad líbitum, sobre todo en los casos de sobrepeso. Debido a una mayor incidencia de enfermedades en los animales de edad avanzada, detectar una disminución en el consumo de alimento o una falta de apetito puede alertarnos de forma temprana del desarrollo de algún trastorno patológico en el animal.
En aquellos casos en los que el animal sea obeso debe plantearse un plan de pérdida de peso controlado para intentar evitar futuros problemas exacerbados por la obesidad como alteraciones articulares, endocrinas, etc., más frecuentes cuanto mayor es la edad del animal.
¿Qué puntos clave debemos plantear al propietario del animal geriátrico?
Como se ha ido comentando anteriormente una valoración periódica de algunos aspectos del animal de edad avanzada son claves a la hora de recomendar un alimento o unos cuidados específicos.
Lo primero que se debería conseguir es la complicidad del propietario para que entienda las necesidades específicas del animal de edad avanzada, y la necesidad de un control más estricto de aspectos como la dentición, el peso y la condición corporal, el apetito, la defecación (cantidad y consistencia), la micción, etc.
Extraído de Marta Hervera y Mariola Baucells, La nutrición en edades avanzadas, Ateuves 12, págs. 26-34.Puntos clave
- Insistir en la importancia del mantenimiento de una condición corporal óptima, y enseñar al propietario a valorarla. Una herramienta útil es la utilización de pautas fáciles de determinar que otorguen al animal una puntuación dentro de una escala.
- Recomendar una evaluación periódica del peso, condición corporal y nivel de ingestión del animal geriátrico. Explicar al propietario qué cambios en estos parámetros pueden ser signos iniciales de enfermedad.
- Recopilar información completa sobre la alimentación y los hábitos alimentarios del animal (historia dietética) y valorar los cambios.
- Valorar a partir de la historia dietética si el animal consume los nutrientes necesarios para cubrir sus necesidades.
- Establecer si es necesario un cambio en el alimento o los hábitos alimentarios del animal por su edad.
- Valorar según las características y alteraciones que presente el animal qué tipo de dieta se adecúa mejor a sus necesidades; en caso de dudas consultarlo con el veterinario dietista.
- En caso de sobrepeso u obesidad, concienciar al propietario de las repercusiones que esto puede tener en la salud del animal, y especialmente en el animal geriátrico. Recomendar una visita al veterinario dietista para tratar el problema.
- En el caso de recomendar un cambio en la alimentación, explicar al propietario la necesidad de hacerlo de forma progresiva.
