Gran parte de los problemas de comportamiento de un perro adulto son debidos a conflictos en el desarrollo durante su etapa de cachorro. Además, no suelen tener muy buen pronóstico, lo que resulta frustrante, porque podrían haberse evitado. En esta primera parte hablaremos de las primeras fases del desarrollo del cachorro y dejaremos para una posterior, la etapa de la socialización.
Si se conocen las necesidades de los cachorros, además de prevenir problemas de conducta, se conseguirá que sean más resistentes al estrés. El problema en este campo es el desconocimiento y la mala información; ni siquiera los veterinarios aprendemos en la facultad lo que vamos a explicar en este artículo. Y no hay que olvidar que los veterinarios y auxiliares velamos por el bienestar de los animales domésticos y de sus propietarios, por lo que es fundamental la relación adecuada y sostenible entre ambos.
Seguramente, una vez conocido el desarrollo del comportamiento del perro, lo más complicado sea comunicarlo al propietario, hacérselo ver y entender, y que los consejos que se le ofrecen se apliquen. Dar un consejo en una consulta puede ser fácil, pero es muy difícil que finalmente sea aprovechado. Hay que intentar que el propietario no se sienta culpabilizado, aliarse con él, contarle la información sobre el desarrollo de la conducta del cachorro a medida que vaya preguntando y que sea él mismo quien deduzca la solución.
Lo ideal al adquirir un cachorro es imitar lo que ocurriría si hubiera nacido en una jauría, con su madre, sus hermanos, otros adultos, etc. Para ello, iremos comentando poco a poco cómo evoluciona el comportamiento del perro, las consecuencias en caso de alguna alteración en esa evolución y los consejos que se pueden dar en la consulta.
Muchos problemas de comportamiento de un perro adulto se deben a conflictos durante su etapa de cachorro Clic para tuitearLa gestación
El comportamiento se desarrolla paralelamente al del sistema nervioso, antes del nacimiento.
Durante el periodo prenatal, a partir de los 45 días de gestación, los fetos reaccionan a estímulos que condicionarán en mayor o menor medida su carácter, de manera que pueden presentar respuestas a las emociones de la madre y a estímulos táctiles.
Existe una correlación entre la intensidad de las reacciones emocionales de la madre con las características sensoriales, motoras, cognitivas e inmunitarias de los cachorros, todas ellas mucho más competentes cuando la madre ha gestado en un entorno favorable. Por lo tanto, en la consulta podemos informar de estos procesos y aconsejar que la futura madre permanezca en un ambiente tranquilo, que se evite cualquier castigo y que sea acariciada de forma que le resulte placentero y relajante.
Recién nacidos
Cuando el cachorro nace, su vida depende completamente de la madre, que sabe perfectamente lo que tiene que hacer para criarlo. Durante el periodo neonatal, de los 0 a los 15 días, pasan la mayoría del tiempo durmiendo. Durante esta etapa no tienen desarrollados los sentidos de la vista, oído y olfato, sólo perciben estímulos táctiles. El factor más importante en este periodo es la estimulación del reflejo perineal que realiza la madre para que el cachorro miccione y defeque. Esto es especialmente importante en los cachorros criados a biberón, ya que los cachorros estimulados boca arriba (como haría su madre), al llegar a la edad adulta saben expresar la postura de sumisión típica, lo cual no es así en los que son estimulados en posición normal. A los propietarios les podemos comentar que no es recomendable manipular a los cachorros antes del tercer día ni interrumpir su sueño.
Periodo de transición
El siguiente periodo, que dura una semana aproximadamente, se denomina periodo de transición y se caracteriza por ser el momento en el que adquieren todas las aptitudes sensoriales. Comienza, por lo tanto, cuando el cachorro empieza a abrir los ojos y acaba cuando se adquiere la audición, que se puede detectar por el “reflejo de sobresalto”. Durante esta etapa, el cachorro comienza con el comportamiento exploratorio y el apego. El apego es el vínculo, mutuo, entre la madre y el cachorro, muy importante para el desarrollo correcto de este, pues su madre será la única que le podrá apaciguar y le dará la seguridad necesaria para conocer el mundo. También es aquí cuando ocurre la impregnación, proceso por el cual se adquiere la identificación del congénere, compañero social y sexual. En esta época los cachorros han de acostumbrarse a todo tipo de estímulos a partir de ahora: ruidos, texturas, olores, personas… Siempre con la madre presente para que el cachorro se sienta seguro, hay que presentar la mayor gama posible de estímulos, durante esta etapa y la siguiente.
Extraído de: Almudena Borja Cepeda y Lidia Nela Rubio Laguna, El desarrollo del cachorro, Ateuves nº 33, págs. 32-36.
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