El síndrome de disfunción cognitiva en animales de compañía

0

¿Por qué debemos saber qué es el síndrome de disfunción cognitiva de los perros y gatos? Los avances en medicina y nutrición veterinaria de las últimas décadas han dado como resultado una mayor esperanza de vida de los animales de compañía. Este hecho implica que los propietarios deben hacer frente al envejecimiento de sus mascotas.

Muchos propietarios evitan comentar los cambios de conducta o del estado físico de sus mascotas a su veterinario porque asumen que son fruto del envejecimiento y que carecen de tratamiento, sin saber que pueden deberse a patologías concretas. Los cambios cerebrales debidos a la edad suelen ser sutiles y progresivos, por lo que es muy importante que los propietarios estén debidamente informados sobre cómo reconocerlos y, sobre todo, de la existencia de tratamientos para disminuir su avance.

Síndrome de disfunción cognitiva

El síndrome de sisfunción cognitiva (SDC) se refiere a las alteraciones de conducta que aparecen en algunos perros de edad avanzada como consecuencia de la degeneración del sistema nervioso central y que no se pueden atribuir a ninguna otra patología. El diagnóstico, por tanto, se realiza por exclusión. Se trata de una enfermedad progresiva y en aumento, debido probablemente a que la esperanza de vida de perros y gatos es cada vez mayor. Parece ser que la prevalencia del SDC es relativamente alta, aunque la mayoría de los casos no llegan a diagnosticarse.

Algunos autores comparan el SDC con la enfermedad de Alzheimer en humanos, no sólo por la similitud de sus síntomas sino porque, además, algunos de los procesos degenerativos responsables de ambas patologías parecen tener elementos equivalentes.

Síntomas

Los cambios de comportamiento asociados al SDC pueden clasificarse en cuatro grandes categorías: desorientación, cambios en las relaciones sociales y con el entorno, cambios en el ciclo del sueño y, por último, cambios en los hábitos de micción y defecación.

1

La desorientación y la confusión suelen ser el primer signo reconocido por los propietarios. Los animales con disfunción cognitiva pueden mostrar dificultades en el reconocimiento de las personas o lugares o deambular sin un rumbo fijo por la casa. Pueden, incluso, ladrar o mostrar un miedo excesivo ante objetos conocidos.

2

Se pueden observar cambios en las relaciones sociales y el entorno como disminución en los saludos a los propietarios y en el juego, un incremento de la irritabilidad y un fracaso para llevar a cabo relaciones sociales con otros animales de forma adecuada (incremento en las confrontaciones con otros perros). Estos síntomas tienen una importancia añadida: los cambios en las interacciones con los propietarios fruto de la disfunción cognitiva pueden ser interpretados de forma errónea por ellos, influyendo negativamente en el lazo que les une a sus animales.

3

Los cambios en el ciclo del sueño son alteraciones comunes, pero suelen pasar inadvertidas a menos que los animales duerman con los propietarios. Consisten en una disminución de las horas de sueño durante la noche y un incremento del sueño durante el día.

4

La alteración de los procesos de aprendizaje y memoria propios del SDC puede dar como resultado una pérdida de los hábitos de micción y defecación. Los animales pueden perder el hábito de llamar la atención de sus propietarios cuando necesitan salir al exterior, incrementando la eliminación dentro del domicilio. Además, se pueden perder las asociaciones anteriormente adquiridas con los sustratos de eliminación adecuados.

Diagnóstico

Para confirmar el diagnóstico hay que hacer pruebas complementarias.Como ya hemos comentado anteriormente, el diagnóstico del SDC se realiza por exclusión, es decir, se basa en la identificación de los síntomas propios del SDC en animales de edad avanzada que no sufren ninguna otra patología que pueda provocar esos síntomas. Por lo tanto, antes de indicar unas pautas de modificación de conducta o una medicación específica, se deben descartar otros posibles problemas, ya sean sistémicos o comportamentales.

En primer lugar debe realizarse una exploración física exhaustiva y una anamnesis completa. Las pruebas complementarias indicadas varían en función de los síntomas de cada caso, pero como mínimo debería llevarse a cabo un análisis sanguíneo completo y un hemograma. Pueden requerirse también urianálisis, radiografías, ecografías o pruebas endocrinológicas. Los cambios de conducta repentinos pueden ser debidos a patologías del sistema nerviosos central, por lo que puede estar indicado realizar una resonancia magnética o un TAC. Una vez descartados los problemas orgánicos, se debe realizar una anamnesis completa de los síntomas comportamentales con el objetivo de determinar si se trata de un problema de conducta primario.

Tratamiento

En aquellos casos en los que los síntomas de comportamiento son una consecuencia directa de procesos orgánicos, el tratamiento debe ir dirigido a la causa del problema. Debería considerarse la prescripción de analgésicos en aquellas patologías que cursen con dolor. En los casos donde el dolor pueda ir asociado a un incremento de la ansiedad o del miedo la amitriptilina resulta una buena opción terapéutica. Los problemas de conducta en animales de edad avanzada que no están directamente relacionados con el envejecimiento cerebral deben tratarse, en general, del mismo modo que en los animales más jóvenes. Hay que tener en cuenta, no obstante, que si está indicado el uso de un psicofármaco, las dosificaciones deben reducirse y administrarse de forma más progresiva, ya que las rutas metabólicas de excreción de dichos fármacos suelen verse alteradas con la edad.

El SDC consiste en un proceso de deterioro gradual y progresivo que no puede curarse, por lo que para incrementar la eficacia del tratamiento para paliar los síntomas es recomendable iniciarlo en las fases tempranas. Incluye intervención a tres niveles: la terapia de modificación de conducta y del entorno, terapia dietética y terapia farmacológica.

Los paseos han de ser cortos para que el perro no se canse.

1

Los propietarios deben ser conscientes de la situación de sus mascotas para poder proporcionarles un entorno adecuado: en ocasiones es necesario señalar las puertas de salida o poner más bebederos y comederos.

Se debe aconsejar a los propietarios que intenten mantener una rutina estricta para sus animales, con el objetivo de que haya la máxima predicción posible de las actividades diarias. Las modificaciones del entorno, como cambiar los muebles de sitio, pueden agravar los problemas de desorientación.

2

Una parte importante de la terapia consiste en proporcionar una estimulación mental adecuada y aumentar las interacciones sociales. Una buena forma de conseguirlo es mediante la introducción de periodos de juego de corta duración, que involucren tareas sencillas para obtener grandes premios. Algunos ejemplos pueden ser los juegos de busca-y-encuentra (escondiendo premios que puedan ser encontrados fácilmente) o las excursiones cortas a diario (para estimular el interés por el entorno y las interacciones con los propietarios).

3

Se han seguido dos estrategias diferentes para prevenir el daño que causan los radicales libres de oxígeno. En primer lugar, se ha sugerido la restricción calórica, que se sabe incrementa la esperanza de vida de la mayoría de animales. La segunda estrategia consiste en el uso de sustancias antioxidantes para mitigar el efecto de los radicales libres.

Existen piensos específicos en el mercado con diferentes antioxidantes y protectoras de las membranas celulares (como las vitaminas E y C, la L-carnitina, ácidos grasos omega 3 y el ácido alfa-lipoico) que parecen reducir los síntomas del SDC. En algunos estudios se ha observado cierta mejoría de las manifestaciones clínicas a los 30 días de consumirlos.

Además de los piensos específicos, existen diferentes complementos alimenticios antioxidantes diseñados con el mismo objetivo. Se cree que la suplementación con estas sustancias previene el desarrollo de las neuropatologías relacionadas con la edad y la recuperación de las neuronas.

4

Los fármacos comúnmente utilizados para el tratamiento del SDC son: la propentofilina, la nicergolina y la selegilina. Los dos primeros tienen efectos parecidos (aunque pertenezcan a clases farmacológicas diferentes), produciendo vasodilatación, incrementando el flujo de sangre cerebral y aumentando el suministro de oxígeno al cerebro. La nicergolina, además, actúa como neuroprotector.

La selegilina es un inhibidor selectivo de la beta-monoaminoxidasa y actúa disminuyendo la concentración de radicales libres. También tiene un papel neuroprotector, aunque los mecanismos exactos de esta acción se desconocen.

Extraído de: Ester Fernández Sagués, Problemas de comportamiento en animales geriátricos, Ateuves 14, mayo 2008, pp. 36-42.

Leave A Reply

Pregunta anti-spam Time limit is exhausted. Please reload CAPTCHA.

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.

Uso de cookies

Este sitio web utiliza cookies para que usted tenga la mejor experiencia de usuario. Si continúa navegando está dando su consentimiento para la aceptación de las mencionadas cookies y la aceptación de nuestra política de cookies, pinche el enlace para mayor información. ACEPTAR

Aviso de cookies