En primavera y hasta casi final de verano las aves ponen en marcha la reproducción y encontramos que nuestro entorno se llena de cantos, nidos y de pollitos caídos del nido. ¿Cómo se debe actuar cuando alguien se encuentra un polluelo? ¿Qué debemos hacer si nos traen un pájaro caído del nido?
Al teléfono
Nos llaman porque se han encontrado un pollito. Lo primero que pediremos al interlocutor es que identifique si se trata de un pichón o de un volantón. Un pichón es un pajarito que no tendrá plumas o bien estará recién emplumado. Un volantón, en cambio, es un pollito con plumas desaliñadas, activo y que estará iniciando su aprendizaje de vuelo. Los volantones pasan entre algunos días y varias semanas saltando por el suelo, aprendiendo habilidades de caza y forrajeo y animados por los padres a esconderse en distintos lugares fuera del nido. Si se quedaran todos en el nido serían una presa fácil de detectar
por parte de los depredadores. Si el animal no está herido, la recomendación siempre será dejar al pajarito lo más cerca de donde se encontró. Si se trata de un pichón, aconsejaremos al cliente que busque el nido
(estará cerca), y que ponga de nuevo al pajarito dentro, los padres no lo rechazarán; si el nido se ha caído, le diremos que recoja el material ubicándolo en un recipiente plástico con agujeros para facilitar el drenaje y que lo ponga de nuevo en el árbol. Para el caso de un volantón que no esté herido, recomendaremos que, si el pajarito está en un lugar peligroso, lo sitúe en el arbusto más cercano, preferiblemente en un radio de unos 2 metros. Si el animalito no está en claro peligro, lo mejor será dejarlo tranquilo, por indefenso que parezca. En ambos casos, los padres probablemente aparecerán de nuevo, aunque sea de forma fugaz, en un margen de unas 2 horas.
¿Qué sucede si el animal está herido? En ese caso lo mejor es recoger al pollito y llevarlo a un centro especializado.
La llegada de un pollito a la clínica
Cuando nos traen un pollito, primero se ha de identificar la especie a la vez que observar si el animal está malherido. La identificación, aunque puede ser complicada, nos servirá como criba para saber si los servicios de protección de fauna se podrán hacer cargo (en el caso de especies salvajes autóctonas y sobre todo protegidas) o bien habrá que buscar alternativas (en el caso de especies cinegéticas o invasoras).
En este punto es muy importante informar al cliente que trae al animalito sobre lo que va a pasar. Si la clínica es un centro de recogida de fauna salvaje y la especie es autóctona, le explicaremos que se le va a dar una primera asistencia mientras se espera la llegada de los agentes rurales. En ningún caso hemos de recomendar al cliente que cuide una especie autóctona en su casa: además de que puede ser una especie
protegida y está prohibida su tenencia, le puede provocar una neumonía por aspiración si no es alimentado de la forma adecuada o problemas de desarrollo por no poder proporcionarle el tipo y cantidad de alimentación requerida. Si se trata de una especie autóctona pero considerada invasora y que se encuentra bajo control de la población, como pueden ser las palomas (Columba livia), o bien si el pollito es de una especie invasora como las cotorras argentinas (Myopsitta monachus) o de Kramer (Psittacula krameri), será necesario explicar con sinceridad que los centros de protección de fauna salvaje no se harán cargo de su cuidado y habrá que exponer la posición de la clínica veterinaria en este aspecto. Al consultar estos casos a las autoridades de protección de fauna la opción a escoger suele ser la eutanasia, y es que como no existen suficientes recursos, se priorizan las ayudas a las especies más amenazadas y autóctonas.
El motivo es que el valor ecológico de las especies autóctonas se estima superior al de las aves alóctonas. Hay centros veterinarios que ofrecen servicio gratuito para algunos de estos animales y otros que pueden pedir un precio reducido o bien completo para visitarlos. En cualquier caso, es muy importante hacer llegar de entrada toda esta información al cliente y empatizar con él para que tenga opción de escoger qué quiere hacer, entendiendo en cualquier caso sus ganas de ayudar al animal.
Primeros auxilios
El pollito ahora está en nuestras manos, porque o bien nuestro centro es un centro especializado, o porque somos un centro colaborador con los agentes rurales. Lo primero y más importante que debemos de hacer es proporcionarle calor. Hay que pensar que estos animalitos, ya de por sí con dificultades para regular su temperatura debido al reducido tamaño, son individuos con un sistema de regulación de la homeostasis
corporal inmaduro. Además, hay que sumarle el hecho de que apenas disponen de plumas, lo cual les dificulta la termorregulación. Si se trata de un pichón, podemos ponerle en un recipiente o un cuenco con sustrato de papel y poner debajo de este montaje una manta eléctrica de intensidad moderada para que
pueda recibir calor. En el caso de no disponer de manta térmica bien pueden servir bolsas de agua caliente o se puede usar un foco de 60 W situado por encima para proporcionar calor. La temperatura adecuada para los pollitos desplumados está sobre los 37,8 ºC; en el caso de polluelos más grandes y emplumados,
la temperatura adecuada puede estar entre los 32,2–35 ºC. Lo ideal en cualquier caso sería proporcionar un habitáculo con gradiente de temperatura para que los animalitos puedan escoger su zona de confort. Si observamos que los pollitos mantienen el pico permanentemente abierto, que sacan las cabecitas del nido o que dejan de producir heces, puede ser que la temperatura del habitáculo sea más elevada de lo que debiera. Además de situar al pajarito en un rincón cálido, será conveniente ponerlo en un lugar tranquilo y oscuro; la oscuridad les hará sentir más seguros y les generará menos estrés. Si además podemos proporcionarle una humedad de entre el 50-70 % le ayudaremos a reducir la deshidratación, pero no es una condición imprescindible. Si en la clínica disponemos de una incubadora, este sería un lugar ideal donde ubicarlo.
¿Qué hay que darle al pollito que acaba de llegar a la clínica?
Primero de todo, un veterinario especializado en animales exóticos tendría que revisar al pollito para ver si está deshidratado, examinar la temperatura corporal, el peso o si hay algún aspecto de su salud que requiere especial atención. Si el animal está deshidratado puede considerar necesaria la corrección del déficit con la administración de fluidos subcutáneos calentados previamente. Incluso se puede considerar
la opción de alimentar al pollito una vez esté hidratado, con una papilla comercial formulada para aves, a concentraciones muy diluidas y en pequeñas cantidades al principio, hasta ver cómo hace las deposiciones. El exceso de alimentación podría acarrear problemas de diarreas o incluso neumonía por aspiración.
Si en la clínica no se encuentra el especialista en aves o si los agentes de recuperación de fauna no van a tardar mucho en llegar, la recomendación principal sería no administrar nada al animalito y dejar que se ocupen los expertos.
Consideraciones finales
Como en cualquier otro tipo de paciente, hay que tener en cuenta los métodos de barrera en los cuidados de enfermería. Hemos de recordar que las enfermedades infecciosas se pueden transmitir de un individuo a otro (o a las personas) y que para limitar este riesgo usaremos medidas de higiene diarias, higiene entre pacientes y el aislamiento de los individuos sospechosos de infección o confirmados, así como su manipulación en último lugar cuando haya que alimentar o medicar a varios individuos. Además de nuestra función en el control de la dispersión de alguna enfermedad infecciosa, uno de los papeles más importantes como ATV es el de la comunicación con el cliente. Es muy importante hacerle llegar la idea de que no recoja para cuidar en casa cualquier animal que se encuentre y que le parezca desvalido. Aparte de los problemas comentados anteriormente, esta actitud puede suponer un problema en la conservación de la especie. Un animal que no sea manejado de forma adecuada (sobre todo durante la alimentación) puede desarrollar imprinting hacia el humano. El imprinting es un proceso por el que los juveniles de una especie se identifican con los adultos de la misma y aprenden de ellos. Si no se aplica un cuidado especial, se pueden llegar a identificar con nosotros y esto implica la imposibilidad de adaptarse a su hábitat y, por lo tanto, de ser reintroducido al medio natural. Querer ayudar a un pollito caído del nido es una acción muy noble, pero a la vez requiere de mucha responsabilidad. Como ATV tenemos la oportunidad de ayudar a los clientes que quieren participar de un rescate a seguir el proceso adecuado para que su misión llegue a buen puerto.
Bibliografía
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