Alimentar a los grandes

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Los perros de raza grande y gigante tienen un crecimiento más lento y prolongado que supone unos requerimientos nutricionales especiales. Debemos orientar a sus propietarios para que les proporcionen la dieta adecuada de modo que se desarrollen de forma óptima y saludable.

Los perros requieren una amplia gama de nutrientes por lo que proporcionarles una dieta comercial completa y equilibrada es la opción más conveniente para la mayoría.

Los alimentos comerciales para perros incluyen carnes, cereales, vegetales y frutas que cumplen con las regulaciones de los estándares nutricionales. Un alimento de alta calidad combina de forma óptima las mejores fuentes de proteínas, fibra, carbohidratos, vitaminas y minerales para que los perros los digieran fácilmente y obtengan los nutrientes que necesitan a diario para realizar sus funciones vitales.

En su mayor parte, la nutrición de perros grandes es similar a la nutrición de perros pequeños y medianos, pero presenta algunas excepciones importantes que los propietarios deben tener en cuenta para asegurar su correcto desarrollo:

  • Los cachorros de razas grandes prolongan su tiempo de desarrollo casi hasta los dos años.
  • Estos cachorros requieren dietas especiales para evitar ciertos riesgos para su salud durante el crecimiento.
  • Los adultos de grandes razas requieren un control cuidadoso de los signos de enfermedades ortopédicas y obesidad. Estas enfermedades están fuertemente influenciadas por la nutrición.

Prevenir alteraciones durante el desarrollo

Hasta un 20 % de enfermedades musculares y esqueléticas pueden tener su origen en un pro­blema nutricional durante el crecimiento. Es cierto que la genética es el factor más impor­tante en el desarrollo de dichos trastornos, pero hay algunos factores clave como la nutrición, la tasa de crecimiento o la actividad física que influyen directamente en ellos.

Los cachorros de razas grandes experimentan un rápido desarrollo esquelético que en ocasio­nes puede asociarse con la aparición de trastornos en el crecimiento de los huesos. Los más comunes son la displasia de cadera, la osteocondrosis y la osteodistrofia hipertrófica. Son el resultado de una sobrecarga en el esqueleto en desarrollo producido por un incremento prematuro de la masa muscular. Además, se ha comprobado que los huesos de las razas de mayor tamaño tienen menos densidad que los de razas de tamaño pequeño. Así la ganancia de peso excesiva y rápida provoca mayores cambios en las articulaciones sobrecargadas.

Si la dieta específicamente formulada para cachorros tiene un exceso de calorías, en el caso de los pequeños de raza grande en lugar de almacenar ese exceso en forma de grasa, lo que hacen es crecer más rápido, aunque sus huesos no estén preparados para soportar ese incremento de peso.

Debemos recomendar un alimento cuya composición se ajuste a los requerimientos del animal.

La dieta ideal

Se recomienda que el alimento incluya en su composición ácido linoleico conjugado (CLA), una mezcla especial de ácidos grasos esenciales que ayuda a reducir el porcentaje de grasa corporal, a disminuir la incidencia de ciertas deformidades óseas y aumenta los niveles de proteína corporal.

Debe contener proteínas de alta calidad, un contenido moderado en grasas y elementos que favorezcan el cuidado de las articulaciones (glucosamina y condroitina). Es imprescindible que la relación calcio y fósforo sea la correcta (un rango aceptable para la American Association of Feed Control Officials [AAFCO] sería 1:1 y 2:1) y que no aporte un exceso de calorías.

Una buena idea es realizar un control periódico de peso y comprobar la velocidad de creci­miento para prevenir tanto el sobrepeso como el bajo peso durante los primeros meses.

El objetivo será proporcionarle un alimento de alta calidad y baja densidad energética para promover el crecimiento apropiado.

También conviene repartir la cantidad de alimento diaria en tres tomas durante los primeros meses de edad.

Necesidades del perro adulto de raza grande

El crecimiento del esqueleto es más rápido durante los primeros meses de vida en todos los cachorros. Luego va disminuyendo hasta llegar a la madurez, que en el caso de los perros de razas grandes y gigantes pueden tardar hasta dos años en alcanzar su tamaño adulto.

En ese momento sus necesidades cambian por lo que es conveniente modificar también su alimento.

Para empezar disminuye casi hasta la mitad la demanda de energía, en función claro está de su nivel de actividad. Asimismo se reducen sus necesidades de calcio y fósforo y sigue siendo preciso controlar el consumo de grasa para evitar una ganancia de peso excesivo.

Dada su predisposición a sufrir problemas óseos se recomienda incluir en la dieta condroprotectores como la glucosamina y la condroitina para mantener sus articulaciones fuertes y sanas.

Es conveniente que los comederos de estos perros sean regulables, que tengan una mayor altura, para que no tengan que forzar su posición, lo cual les produciría una mayor entrada de aire, con el riesgo asociado de sufrir una torsión estomacal. También se recomienda dividir su ración en dos tomas.

A partir de los siete años los perros de gran tamaño pueden comenzar a mostrar signos de deterioro físico propios de su edad y tamaño, como las patologías articulares. Hay que cambiar de nuevo su dieta y ofrecerles un alimento de alta gama específico para perros de sus características, con el fin de procurarles una adecuada calidad de vida en sus últimos años.

Extraído de Natalia Sagarra, La alimentación de los grandes, Ateuves 77, pág. 16-17.

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