El hígado es imprescindible para la digestión, la absorción, el metabolismo y el almacenamiento de los nutrientes, así que cuando existe una enfermedad hepática se produce como consecuencia una malnutrición. En este caso, por lo tanto, es fundamental proporcionar una alimentación adecuada.
El hígado cumple numerosas funciones, lo que se refleja en la multitud de alteraciones que pueden producirse cuando hay un problema hepático, aunque también ocurre que, gracias a la considerable capacidad de reserva funcional y al gran potencial de regeneración del hígado, los síntomas clínicos no se observan hasta que esta reserva está agotada.
Es posible mejorar la nutrición de perros con enfermedad hepática utilizando nutrientes y metabolitos específicos.
Nutrición de perros con enfermedad hepática: adaptación de los aportes de la dieta
El tipo de dieta debe adaptarse dependiendo de la enfermedad hepática, de la tolerancia a las proteínas de los alimentos y del estado nutricional del animal. La duración del tratamiento dietético está en función del origen de la alteración y de la capacidad de regeneración del tejido hepático.
Para las alteraciones crónicas puede resultar necesaria una prescripción de por vida. Es esencial un aporte suficiente de energía y de proteínas de alta calidad para asegurar un balance proteico positivo y permitir la regeneración hepática.
- Control dietético
- • Tratar la malnutrición suministrando una cantidad adecuada de energía y nutrientes.
• Favorecer la regeneración del hígado, para lo que es importante el aporte proteico.
• Limitar las lesiones hepáticas previniendo el estrés oxidativo.
• Prevenir o reducir las complicaciones metabólicas, como la encefalopatía hepática o la ascitis.
Energía
Los perros con alteración hepática suelen presentar unas necesidades energéticas mayores. La dieta debe tener la energía concentrada, ya que generalmente tienen el apetito reducido. Lo mejor es aportarla en forma de grasa, ya que ésta constituye una fuente de energía concentrada y de gran palatabilidad.
Los perros que sufren alguna alteración hepática pueden tolerar cantidades más importantes de materia grasa en su alimentación de lo que antes se suponía.
Carbohidratos
Los carbohidratos no deberían representar más del 45% de las calorías de los alimentos, en particular en los perros con cirrosis.
Proteínas
Las necesidades proteicas son normales e incluso mayores. La malnutrición proteica se traduce en una pérdida de masa muscular y una hipoalbuminemia. Un balance proteico y energético negativo favorece la encefalopatía hepática, disminuye la respuesta inmunitaria y aumenta la mortalidad.
- Nivel de aporte proteico. Es importante proporcionar suficientes proteínas, de alta calidad y de digestibilidad elevada.
El nivel proteico sólo debe reducirse cuando existan síntomas de encefalopatía hepática.En ese caso, además se administrará lactulosa o antibióticos por vía oral ya que aumentan la tolerancia a las proteínas. - Tipos de proteínas. La calidad y la procedencia de las proteínas es importante, ya que las proteínas de alta calidad son las que ofrecen mejor digestibilidad.
Hasta ahora, se consideraba que las proteínas de origen animal eran de mayor calidad que las de origen vegetal, pero las obtenidas de la soja, del maíz o de los productos lácteos son mejor toleradas en caso de encefalopatía hepática que las de origen cárnico, aunque no se recomiendan dietas basadas únicamente en proteínas de la leche o en las de las semillas de soja porque no son muy palatables y pueden provocar diarrea.
Fibras
Un aporte moderado de fibras alimentarias, fermentables y no fermentables, es muy útil en el tratamiento dietético a largo plazo de perros con alteración hepática.
Las fibras fermentables son útiles para el tratamiento de la encefalopatía hepática y las no fermentables actúan regulando el tiempo de tránsito intestinal, previniendo el estreñimiento y absorbiendo las toxinas.
Zinc
Posee efectos hepatoprotectores y tiene funciones antioxidantes, por lo que es útil para cualquier perro con alteración hepática.
Los suplementos de zinc también son útiles para prevenir la acumulación hepática de cobre en caso de hepatotoxicosis producida por éste.
Vitaminas
- Vitaminas del grupo B: suelen doblarse basándose en las recomendaciones hechas para las personas con alteración hepática.
- Vitamina C: la dieta debe contener niveles adecuados de vitamina C para compensar la disminución de su síntesis y beneficiarse de sus propiedades antioxidantes.
- Vitamina E: se aumenta.
Antioxidantes
En un gran número de enfermedades hepáticas se produce un incremento de los radicales libres, que parece que desempeñan un papel importante en el desarrollo y mantenimiento de las lesiones hepáticas. Además, las alteraciones hepáticas deprimen los sistemas antioxidantes endógenos, lo que agrava el estrés oxidativo.
Los suplementos de antioxidantes, como las vitaminas E y C, la taurina y la S-adenosilmetionina (SAMe) contribuyen a reducir las lesiones oxidativas. Una combinación de antioxidantes es mejor que uno solo, ya que actúan sinérgicamente. Asimismo, la dieta debe contener zinc, manganeso y selenio, que normalmente se incorporan en los sistemas antioxidantes enzimáticos.
La S-adenosilmetionina limita los procesos oxidativos porque es un precursor del glutation, una importante enzima hepática antioxidante que suele estar reducida en el organismo de los perros con insuficiencia hepática. También posee propiedades antiinflamatorias.
La fosfatidilcolina es un fosfolípido que forma parte de la composición de la bilis, necesaria para transportar los ácidos biliares. Es también un elemento estructural de las membranas celulares, por lo que desempeña un papel hepatoprotector y favorece el mantenimiento de la integridad de la membrana.
El silimarín también tiene propiedades antioxidantes.
Artículo extraído de: Manejo nutricional de los pacientes con enfermedad hepática. Ibone Olóndriz. Ateuves 37, pp. 12-15.