Antibioterapia en infecciones del tracto urinario: pielonefritis

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Las infecciones del tracto urinario son muy frecuentes en perros y gatos y pueden considerarse una consecuencia del problema de las resistencias a los antibióticos, un problema que se debe tener muy en cuenta en la práctica clínica.

Pielonefritis

Se trata de una infección del parénquima renal que suele ir acompañada de signos de enfermedad renal (azotemia). El plan terapéutico siempre se debe basar en un cultivo de orina de una muestra obtenida por cistocentesis, o incluso mediante pielocentesis directamente de la pelvis renal. En este caso, el aislamiento de múltiples bacterias tiene una importancia relativa, pues se debe prestar atención a las especies bacterianas aisladas y al recuento de colonias bacterianas.

El tratamiento debe iniciarse de forma inmediata con antibióticos de amplio espectro frente a enterobacterias y con penetración tisular (quinolonas, cefalosporinas de 2ª generación). Si en el antibiograma se detecta resistencia, se deberá realizar un cambio de antibiótico por otro al que el patógeno sea sensible, salvo que exista mejoría clínica. Se espera mejoría clínica dentro de las 72 horas posteriores al inicio del tratamiento, aunque se recomienda una duración de la terapia de 10 a 14 días. Si el cultivo es positivo después del tratamiento, pero no hay signos de enfermedad y se ha resuelto la azotemia, se manejará como una bacteriuria subclínica.

Esta bacteriuria es un hallazgo frecuente en pacientes asintomáticos y solo debe tratarse como infección cuando se acompaña de signos de infección del tracto urinario o de otros sistemas orgánicos, o bien en casos concretos (por ejemplo, en pacientes diabéticos con resistencia a la insulina).

Uso responsable de los antibióticos

Finalmente, basándose en las guías de tratamiento y en el problema de salud pública que suponen a nivel global las resistencias a los antibióticos, se deben adoptar una serie de cambios en el proceder en cuanto al manejo de las ITU. De este modo, se debe omitir la terapia antibiótica como profilaxis, puesto que en muchos casos la causa primaria es básicamente inflamatoria; no se ha de tratar la bacteriuria si esta no está asociada a signos de infección, y el objetivo será administrar tratamientos eficaces y de corta duración.

Extraído de Tamara Pérez Castro, Antibioterapia en infecciones del tracto urinario. Ateuves 94, págs. 8-11.

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