La disminución de la visión o la ceguera completa de una mascota resulta muy problemática para la familia si no se conocen algunas pautas básicas para su manejo.
En estos casos debemos dedicar tiempo especial a la familia para explicar el proceso y dar pautas básicas de manejo en casa, ya que estos pacientes suelen condicionar y alterar los hábitos y el ritmo de vida de todos los miembros de la casa. Cada paciente es un caso único por sí mismo, y es por eso por lo que debemos estar atentos a las señales y escuchar a la familia, ya que son los que mejor lo conocen.
Causas de ceguera
Existen muchas causas de ceguera, tanto de nacimiento como adquiridas. Debemos conocer las más habituales para estar alerta:
- Atrofia progresiva de la retina: lo que se traduce en una degeneración de las células visuales de la retina y da lugar a una ceguera irreversible, la edad media de presentación es de 4 a 5 años.
- Cataratas: suelen afectar a perros de mediana edad y consisten en la disminución de la transparencia del cristalino, por lo que se reduce la visión. Suelen afectar a los dos ojos a la vez y para cuando el propietario las detecta es porque ya llevan años desarrollándose.
- Glaucoma: es una enfermedad degenerativa del nervio óptico y la retina, generalmente asociada a un aumento de la presión ocular que produce dolor y alteración visual repentina.
- Enfermedades corneales: como la queratoconjuntivitis seca (QCS), que consiste en una disminución de la producción de lágrima y puede dar lugar a ceguera definitiva si no se trata a tiempo, o las úlceras corneales (producidas por golpes, QCS, distiquiasis o triquiasis, etc.), que si tampoco se tratan también pueden producir la pérdida de visión.
- Pannus corneal, también conocida como enfermedad degenerativa crónica del Pastor Alemán: su origen suele ser genético, pero está impulsada por factores ambientales como el polen, polvo,
Comportamientos que pueden indicar una pérdida de visión
Existen una gran variedad de procesos que pueden causar ceguera, por lo que debemos conocer los comportamientos que suelen aparecer para poder explicar a los propietarios que su animal puede estar perdiendo visión. En estos pacientes solemos observar:
- Al iniciar la macha se sienten desorientados sin saber bien por dónde ir.
- Cuando conocen un sitio nuevo presentan algún problema para orientarse.
- Si cambiamos en casa algún mueble se tropiezan, incluso con personas.
- Presentan a veces reacciones agresivas.
- Pisan objetos que antes no chafaban.
- Levantan más las patas del suelo.
- Se ponen en peligro en alturas donde podrían caerse y antes no lo hacían.
- Se mueven sin despegar el hocico del suelo (con ello se sienten más seguros).
Si algunos de estos puntos se cumplen podemos explicar a los propietarios cómo evaluar la respuesta de amenaza adaptada mediante una sencilla prueba. Tapamos un ojo con una mano y con la otra acercamos el dedo como si fuéramos a tocarle el otro ojo, si parpadea significará que ha visto el dedo y cierra el ojo, de lo contrario podría ser que no lo esté viendo. Este ejercicio se debería repetir varias veces, ya que puede cerrar el ojo por el movimiento del aire o porque sí que tiene visión, pero no tanta como antes. Ante cualquier duda y para tener un control y previsión lo ideal sería acudir al veterinario una vez al año, o lo antes posible si presenta algún comportamiento de los descritos anteriormente.
Artículo extraido de Ateuves 105. El paciente geriátrico ciego: consejos para mejorar
su calidad de vida de Beatriz Atienza Blat, ATV en Clínica veterinaria Sant Antoni
(Puzol, Valencia). Estudiante de I–Vet Valencia.