Cómo educar a tu cachorro, asesoramiento del auxiliar al cliente (II)

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El auxiliar es una pieza fundamental en la educación del cachorro, desde que aparece en su primera visita a la clínica hasta las etapas posteriores en las que puede requerir otro tipo de servicios.

El juego

Si algo se debe promover, respetar y mantener en los cachorros es el juego. El juego es de una importancia esencial en los animales altriciales, ya que mediante él los cachorros practican y aprenden los  comportamientos que posteriormente formarán parte de sus patrones de conducta de especie. El juego es esencial para el aprendizaje, para el desarrollo motor y para mantener un estado emocional positivo.
Los cachorros que se crían separados de sus madres o de sus camadas muestran una mayor sensibilidad a todo tipo de contacto social, llegando a desarrollar problemas de aprendizaje, fobias, hiperactividad, ansiedad generalizada y un largo etcétera. Además, mediante el juego los perros aprenden a ejercitar y desarrollar la coordinación motora, lo que les servirá para su posterior adaptación a distintos ambientes y
entrenamientos.

Se debe proporcionar un espacio diario para jugar libre de objetos con los que el cachorro pueda hacerse daño y al mismo tiempo lleno de otros con los que pueda experimentar distintas sensaciones: diversos tipos de juguetes, globos, elementos sonoros, estímulos visuales, etc.

¿Y después?

El periodo juvenil no es menos importante ya que es necesario afianzar todo lo expuesto anteriormente
para el periodo de socialización. En este periodo, además, se debe continuar haciendo hincapié en la obediencia, la introducción en sociedad, la habituación a diversos escenarios e individuos y el manejo de la correa. Si el equipo de paseo se ve asociado en algún momento a un estímulo desagradable (ahogo,
incomodidad, tensión, tirón, colocación amenazante) el perro no solo va a percibir la correa como un elemento negativo, también todo lo que esté pasando a su alrededor en ese momento: el cuidador, el lugar, personas que pasan por allí, un niño, un perro con el que el dueño se ha parado, etc. Si la emoción del perro en ese momento es positiva tendrá una percepción agradable de cualquier cosa que le rodea,
por el contrario, si es negativa todo lo asociará con esta emoción, pudiendo esto conllevar más adelante reacciones de miedo y/o agresividad.

Para que esto no ocurra se pueden proporcionar unos consejos:

Observar siempre el lenguaje corporal del perro: si se agacha, baja la cabeza, echa las orejas hacia atrás, mete el rabo entre las piernas, gruñe, huye, se pone tenso, desvía la mirada, la cara o el cuerpo o no viene cuando se le quiere poner la correa, hay que dar por hecho que algo no le está gustando, no está cómodo, le molesta o le duele, todas ellas emociones negativas. Intentar empezar de cero, establecer asociaciones
positivas con todo lo que tiene que ver con el collar y la correa y el momento de ponérselos o el paseo. Esto se hace con comida, juego y/o caricias y un tono de voz agradable y alegre.

Usar siempre mejor arnés que collar y correa larga en vez de corta, y dejar al perro moverse libremente y olfatear en el paseo.

Cuando se le coloque la correa o el arnés, hacerlo siempre en una postura no amenazante para él: mejor agachado que de pie, mejor de lado que de frente, sin mirar fijamente a los ojos, sin gritar ni manipularlo
bruscamente. Además, procurar asociar este momento con palabras agradables, algún juguete, caricias y/o comida. Una vez colocado todo y durante el paseo hablarle de manera agradable, jugando y/o dándole
comida, lo que más le guste.

Si se acercan perros o personas no hay que dar tirones ni regañar al perro. Así solo se crearán asociaciones negativas y el perro podrá más adelante comenzar a reaccionar negativamente anticipándose al encuentro
con perros o personas. Es mejor llamarle guiándole con comida o juego y darse la vuelta o cruzar de acera.

Al cruzarse con un perro o persona, asegurarse de que el perro se va a llevar una buena impresión: mejor premiarle durante el encuentro y procurar que este no dure mucho, por si el otro perro o la persona establecen una comunicación negativa con él, como por ejemplo montarse encima o querer tocarle.

Conclusión

El papel del auxiliar en todas estas etapas es crucial ya que puede organizar, guiar, asesorar y participar de manera activa. Las visitas a la clínica veterinaria durante toda la etapa de vacunación y juvenil deben aprovecharse para ir estableciendo y afianzando todas estas medidas, así como revisando los resultados obtenidos e incorporándolos al historial clínico del animal.

Extraído de Rosana Álvarez, Cómo educar a tu cachorro, asesoramiento del auxiliar al cliente. Ateuves 86, págs 22-25.

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