Conducta de juego y agresividad por juego inadecuado en gatos

0

El juego tiene una gran relevancia en la vida de los gatos jóvenes y adultos. Establecer rutinas sanas de juego, estimulación y enriquecimiento evitará la aparición de conductas inadecuadas y peligrosas como la agresividad por juego.

El juego en gatos es una conducta normal y esencial que empieza a desarrollarse alrededor de la segunda o tercera semana de vida. Coincide con el inicio del periodo de socialización, también conocido como el periodo sensible por el gran impacto que tiene todo lo que sucede (o la ausencia de ello) a largo plazo. Este periodo en gatos se inicia en la segunda semana de vida y termina entre la séptima y la novena.

La conducta de juego del gato puede ser dirigida hacia otros gatos o hacia objetos. Cuando hablamos del juego entre gatos nos referimos al juego social, que es el primero en aparecer, se va desarrollando hasta la octava semana y luego empieza el juego hacia objetos.

¿Qué importancia tiene la conducta de juego en gatos?

El juego social desempeña un papel importante en la adquisición de pautas de conducta como la inhibición de la mordida y el control de los arañazos. Si el juego está siendo demasiado agresivo, la madre o los hermanos de camada lo indican con una respuesta que, a ojos nuestros, puede ser un poco brusca ya que se muerden y maúllan fuerte, pero es la forma que tienen ellos de aprender. Estos aprendizajes son muy importantes en un futuro para que el gato no le haga daño a sus tutores u otros animales en situaciones de juego, de sobreestimulación o agresión. Es muy frecuente encontrar gatos adultos sin estas pautas sociales aprendidas y, aunque hay otros factores que influyen, probablemente estaremos delante de un gato que se ha destetado antes de tiempo y durante el periodo de socialización ha estado sin su madre y hermanos.

¿Juego o caza?

Durante el periodo de socialización, los gatos también desarrollan la conducta de caza, dividida en dos fases: la que tiene un componente innato – localizar, perseguir y capturar a la presa– y la dependiente del aprendizaje – reconocimiento y muerte de la presa – donde la madre, una vez más, tiene un gran papel.

Un gato outdoor de cuatro meses dedica hasta un 60-70 % de su tiempo en explorar el ambiente y cazar. Entonces, ¿qué pasa con esos gatos indoor que no tienen acceso al exterior? Si nos fijamos, el juego incluye varias secuencias motoras propias de la conducta de caza (acechar, agacharse, mirada y orejas fijas a la presa/juguete, perseguir, atrapar, morder y arañar). Es decir, todos esos gatos que no tienen opción de cazar porque viven en un espacio inerte, es imprescindible que jueguen para sustituir la conducta de caza. Aquí es donde la familia humana tiene un papel esencial incitando al gato a jugar, ya que un gato sin estímulos probablemente se convertirá en un gato sedentario.

Cuando hablamos de jugar tendemos a pensar en gatos jóvenes, pero lo cierto es que para los gatos jóvenes adultos el juego es igual de importante, de hecho, un gato sano debería jugar toda su vida, con más o menos intensidad. La función de la familia humana es adaptar el juego a la edad del gato, sus necesidades y preferencias.

¿Cómo debemos jugar con nuestros gatos?

Principalmente podemos hablar del juego interactivo – entre una persona y el gato, entre dos o varios gatos u otro animal – y el juego autónomo. Cuando una persona juega con un gato debe hacerlo mediante juguetes y esto ayuda a fortalecer el vínculo entre ellos.

El juguete perfecto no existe porque cada animal tiene sus preferencias, pero debemos recordar que los gatos juegan a cazar, por tanto, cuanto más se asemeje el juguete y los movimientos de este a una presa, mejor. Es decir, deben ser juguetes pequeños que los puedan manipular fácilmente con la boca y patas. No hace falta que sean siempre juguetes comprados, los elementos naturales gustan mucho (hojas o ramas de árboles, plantas, piñas, etc.), o pueden ser elementos de casa como por ejemplo cartones del papel higiénico.

Las cañas suelen gustar mucho y es fácil moverlas de tal forma que permite al animal expresar varios movimientos típicos de la secuencia de caza. Los movimientos de los juguetes deben ir variando de rápido a lento, pararse en seco e incluso esconderse y volar, tal y como harían ratones o pájaros. Se puede introducir en el juego una caja de cartón o una toalla o manta para enriquecerlo aún más y teniendo más oportunidad de mover y esconder los juguetes. Es importante que el gato termine la secuencia de caza y pueda agarrar el juguete con la boca y/o las garras. Cualquier juguete puede estar aromatizado o rellenado con hierbas como por ejemplo la hierba gatera que en algunos gatos les estimula la conducta de juego.

Hay gatos que disfrutan jugando con punteros láser, pero no se recomienda, ya que pueden causar frustración al gato porque persiguen “una presa” que no pueden atrapar y morder. Lo mejor sería evitar jugar con el láser, pero si se hace se recomienda que el láser termine enfocando una golosina o juguete para terminar la secuencia de caza. También existen vídeos para gatos (de peces, por ejemplo) pero, al igual que el puntero láser, les puede causar frustración por el hecho de no poder completar la secuencia de caza.

¿Qué pasa si jugamos con los gatos con nuestras manos?

Es fácil caer en la tentación de jugar con las manos, pies o pelo con nuestros gatos ya que fácilmente se animan a acecharnos y cazarnos, sobre todo cuando son pequeños. Pero es un gran error ya que estamos invitándoles a agredirnos como si fuéramos su presa y, aunque al principio no nos hagan daño porque sus dientes y garras son pequeñas, si perpetuamos esta conducta pueden llegar a provocar graves lesiones. Estaríamos hablando de la agresividad por juego inadecuado, una de las agresividades más comunes hacia las personas y una de las principales razones de abandono en gatos. Esta agresividad es típica en gatos jóvenes, indoor, más prevalente en machos que en hembras, destetados precozmente, que han tenido un periodo de socialización pobre, que viven en un ambiente poco enriquecido y que pasan muchas horas solos.

Para diferenciar la agresividad por juego inadecuado de otras agresividades (agresividad por miedo, territorial, redirigida, por dolor, etc.), es fundamental contextualizar la agresión en el juego y no debe haber ni gruñidos, ni bufidos ni vocalizaciones.

¿Se puede prevenir la agresividad por juego inadecuado? ¿Qué debo hacer si mi gato me caza jugando?

La agresividad por juego inadecuado se puede prevenir igual que se debe tratar: teniendo un buen enriquecimiento ambiental, no jugar con partes del cuerpo tales como manos o pies y si el gato acecha a la persona hay que detener la interacción evitando los movimientos bruscos, gritar y correr. Durante el ataque es importante no redirigir el juego hacia juguetes ya que se estaría reforzando la agresión y el gato podría aprender que para jugar debe primero atacar a las personas. Por eso mismo es fundamental anticiparse al gato creando rutinas diarias de juego calmado, jugando varias veces al día unos 10-15 minutos cada vez y aprovechando los momentos más activos del gato, que suelen ser cuando la familia llega a casa o en los momentos crepusculares.

El juego debe estar adaptado a las preferencias y necesidades del gato, cada gato es un mundo. Es importante fomentar tanto el juego físico como el cognitivo, el juego entre tutor y gato (que ayuda a crear un buen vínculo entre ellos) y el juego autónomo (sobre todo en esos gatos que se pasan muchas horas solos). En las casas multigato es importante dedicar tiempo personalizado e individualizado a cada gato. Es fundamental evitar el castigo físico porque para el gato puede ser una invitación a jugar aún más agresivamente y evitar encerrarlos en habitaciones sin estímulos ya que justamente lo que necesita el gato es estimulación.

¿Qué pasa si no jugamos con nuestro gato?

Los gatos que no juegan ni se les incita a jugar, viven en un ambiente poco enriquecido y no tienen retos cognitivos pueden convertirse en animales obesos, aburridos, frustrados y fácilmente desarrollar problemas conductuales relacionados con el estrés y la agresividad.

Bibliografía

  • Ahola, M. K., Vapalahti, K., & Lohi, H. (2017). Early weaning increases aggression and stereotypic behaviour in cats. Scientific Reports, 7(1), 1-9.
  • Amat, M., de la Torre, J. L. R., Fatjó, J., Mariotti, V. M., Van Wijk, S., & Manteca, X. (2009). Potential risk factors associated with feline behaviour problems. Applied Animal Behaviour Science, 121(2), 134-139.
  • Amat, M., Camps, T., & Le Brech, S. (2017). Manual práctico de etología clínica en el gato. Multimédica ediciones veterinarias.
  • Amat, M., & Manteca, X. (2019). Common feline problem behaviours: Owner-directed aggression. Journal of feline medicine and surgery, 21(3), 245-255.
  • Bain, M., & Stelow, E. (2014). Feline aggression toward family members: A guide for practitioners. Veterinary Clinics: Small Animal Practice, 44(3), 581-597.
  • Beaver, B. V. (2004). Fractious cats and feline aggression. Journal of feline medicine and surgery, 6(1), 13-18.
  • Bowen, J., & Heath, S. (2005). Behaviour problems in small animals: practical advice for the veterinary team. Elsevier Health Sciences.
  • Cecchetti, M., Crowley, S. L., & McDonald, R. A. (2021). Drivers and facilitators of hunting behaviour in domestic cats and options for management. Mammal Review, 51(3), 307-322.
  • Chapman, B. L. (1991). Feline aggression: classification, diagnosis, and treatment. Veterinary clinics of North America: Small animal practice, 21(2), 315-327.
  • Curtis, T. M. (2008). Human-directed aggression in the cat. Veterinary Clinics of North America: Small Animal Practice, 38(5), 1131-1143.
  • Crowell-Davis, S. L. (2007a). Human feet are not mice: how to treat human-directed feline aggression. Compendium.
  • Crowell-Davis, S. L. (2007b). Intercat.
  • Delgado, M., & Hecht, J. (2019). A review of the development and functions of cat play, with future research considerations. Applied Animal Behaviour Science, 214, 1-17.
  • Herron, M. E., & Buffington, C. T. (2010). Environmental enrichment for indoor cats. Compendium (Yardley, PA), 32(12), E4.
  • Ellis, S., Rodan, I., Carney, H., Heath, S., Rochlitz, I., Shearburn, L., Sundahl, E., & Westropp, J. (2013). AAFP and ISFM feline environmental needs guidelines. Journal of feline medicine and surgery, 15(3), 219-230.
  • Herron, M. E., & Buffington, C. T. (2010). Environmental enrichment for indoor cats. Compendium (Yardley, PA), 32(12), E4.
  • Hunthausen, W.L. (2006). Helping owners handle aggressive cats. Vet Med, 101: 719–727.
  • O’Hanley, K. A., Pearl, D. L., & Niel, L. (2021). Risk factors for aggression in adult cats that were fostered through a shelter program as kittens. Applied Animal Behaviour Science, 236, 105251.
  • Turner, D. C., Bateson, P., & Bateson, P. P. G. (Eds.). (2000). The domestic cat: the biology of its behaviour. Cambridge University Press.

Extraído de Clàudia Haro Torné. Conducta de juego y agresividad por juego inadecuado en gatos. Ateuves 103, págs. 18-21.

Leave A Reply

Pregunta anti-spam Time limit is exhausted. Please reload CAPTCHA.

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.

Uso de cookies

Este sitio web utiliza cookies para que usted tenga la mejor experiencia de usuario. Si continúa navegando está dando su consentimiento para la aceptación de las mencionadas cookies y la aceptación de nuestra política de cookies, pinche el enlace para mayor información. ACEPTAR

Aviso de cookies