Fuera de su hábitat estas aves están expuestas a una serie de factores que pueden perjudicar tanto su estado de salud como la convivencia con sus propietarios.
En la actualidad, este tipo de aves viven como mascotas en gran multitud de casas y zoológicos. Sin embargo, son animales habituados a otros ambientes completamente diferentes y, por tanto, no están adaptados genéticamente para vivir como animales de compañía.
En cautividad pueden estar expuestos a una serie de factores que podrían afectar a su salud y, por tanto, a su estado mental. Encontramos situaciones como las quemaduras, intoxicaciones y traumatismos con diferentes artefactos y en distintas situaciones dentro del hogar. Además, por la diferencia de clima con su hábitat natural, necesitarán unas sencillas medidas para procurar unos ciclos circadianos correctos. Si no se controlan todos estos factores externos, causarán un estrés en las aves que podrá provocar diversos problemas de comportamiento como el picaje, la agresividad y las vocalizaciones excesivas, lo que supondrá un grave problema de convivencia con los miembros de la familia y otras mascotas.
¿Qué es un loro?
En primer lugar, es necesario definir el concepto de loro, nombre común que se aplica a unas 353 especies de aves de brillante colorido que incluyen entre otras a las cacatúas, los loritos, los agapornis, los guacamayos, los periquitos, los papagayos, las cotorras y las amazonas (Fouce, 2018).
Casi un tercio de esas especies se encuentran en peligro de extinción debido a una destrucción de su hábitat y al aumento de su captura para el comercio como mascotas. Además, existe una organización ilegal de cazadores furtivos que contribuye a esta destrucción, ya que actualmente no existe un sistema de anillaje que permita distinguir, sin lugar a duda, qué aves han sido capturadas legalmente y cuáles ilegalmente (Bradshaw, 2013; Fouce, 2018).
Este grupo de aves se caracteriza por su elevada inteligencia y sociabilidad, rasgos que junto a su capacidad para imitar la voz humana y su longevidad han hecho que, en muchos países, se adopten como animales de compañía (Anderson, 2003; Olah et al., 2016).
Comportamiento normal de las psitácidas en libertad
En un principio, se pensaba que los loros se encontraban en un término medio entre columbiformes (palomas y tórtolas) y cuculiformes (cucos y turacos). Sin embargo, a finales del siglo XX, mediante criterios de clasificación moleculares y no morfológicos, se les colocó más próximos a los cuculiformes, alejándolos de los columbiformes (Ravazzi y Conzo, 2016; Fouce, 2018).
Para entender el comportamiento de estas aves es necesario conocer su comportamiento en libertad. Después de todo, la mayoría de las aves enjauladas son generaciones extraídas de su medio salvaje (Doneley, 2011).
Diferentes ambientes y presiones ambientales han conformado el comportamiento característico de estas aves, por lo que es extremadamente complicado establecer reglas para las múltiples especies de loros existentes. Sin embargo, hay algunas generalidades que pueden ser asumidas (Doneley, 2011).
En libertad, las interacciones sociales de los polluelos durante los primeros días están limitadas a sus hermanos y padres (Luescher, 2006).
Tras la aparición del plumaje, la mayoría de estas especies aprenden a socializar por el contacto con otras aves de su bandada. Es a partir de ese momento cuando el animal comienza a aprender las habilidades sociales de su especie. Este periodo de socialización les enseña a reconocer y a localizar la comida, identificar predadores y habilidades de supervivencia (Luescher, 2006; Doneley, 2011). Algunas de estas habilidades se desarrollan de forma innata o instintiva, pero otras son aprendidas. Además, se ven reforzadas por la respuesta que el animal recibe (Doneley, 2011).
Bibliografía disponible en www.ateuves. grupoasis.com/bibliografias/psitacidas84.doc
Extraído de Javier Cánovas Martínez, Carmen Manzanares Ferrer y Néstor Martínez Calabuig. Manejo de psitácidas en cautividad, Ateuves 84, págs. 24-29.
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