El uso responsable de los antiparasitarios externos

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Los parásitos externos pueden causar lesiones cutáneas de distinta consideración, inducir respuestas inmunitarias anormales en pacientes alérgicos o transmitir agentes patógenos. Por tanto, su control forma parte del mantenimiento de la salud de las mascotas.

En Europa, la incidencia de ciertas enfermedades transmisibles, y especialmente algunas parasitosis, podría incrementarse debido tanto al aumento de desplazamientos de animales de compañía como al establecimiento de los agentes o sus vectores en áreas, hasta el momento, no endémicas, debido al cambio climático.

Es por ello que el papel del veterinario es primordial en cuanto a la aplicación de una buena desparasitación. Los parásitos externos son por su ubicuidad y especificidad los más prevalentes y requieren medidas estrictas para un buen control.

El tratamiento adecuado

El control de los parásitos externos incluye el manejo y el uso de una gran diversidad de anti-parasitarios disponibles. Las pautas de tratamiento serán variables en función de múltiples factores que dependen principalmente del propietario, del hábitat y del animal susceptible.

Actualmente hay medicamentos que son eficaces frente a una gran variedad de especies parasitarias o que combinan diferentes compuestos que cubren un espectro amplio de parásitos diferentes.

Antiparasitarios externos

Un tratamiento para cada necesidad

Los factores que hay que considerar para elegir un adecuado tratamiento para cada mascota incluyen:

  • Vía de administración.
  • Duración de la actividad.
  • Características del animal, incluyendo especie (perros o gatos), edad y peso.
  • Actividad del animal, incluyendo baños e inmersiones en ríos o mar.
  • Otros antiparasitarios y/o otros medicamentos que el animal pueda estar recibiendo.
  • Cualquier signo clínico asociado.

Así, podemos plantear diversos escenarios y actuar en consecuencia:

  1. Riesgo mínimo de infestación (por ejemplo, animales con una posibilidad de acceso al exterior nula o mínima): debe hacerse una inspección visual de manera regular para la detección de pulgas/ garrapatas. En el caso de presencia de parasitación, probablemente se necesitará solo un tratamiento terapéutico para eliminar la infestación.
  2. Riesgo medio de infestación (por ejemplo, animales con acceso al exterior de forma regular): se recomienda una prevención regular a intervalos apropiados. Es necesaria la limpieza mecánica diaria (aspiradora) de la casa, y en caso necesario, del coche, o de cualquier otro lugar donde el animal acuda a descansar.
  3. Riesgo de infestación alto y continuo (por ejemplo, protectoras de animales, criaderos, casas con distintas especies de animales de compañía, perros cazadores): es necesario un control integrado y continuado. Generalmente se recomienda una aplicación mensual en perros y gatos con un insecticida registrado unido a la aspiración diaria del ambiente y la limpieza mecánica de jaulas y camas.
  4. Zonas de riesgo de transmisión de enfermedades vectoriales: en áreas con una alta prevalencia de enfermedades transmitidas por artrópodos, se deben hacer tratamientos regulares para alcanzar protección constante durante todo el año.
  5. Infestación de perreras o de casas: si existe una infestación por pulgas/garrapatas, los tratamientos insecticidas/acaricidas utilizados de forma regular en los animales de compañía se deben acompañar de un tratamiento medioambiental utilizando un compuesto de un grupo químico diferente.

Control medioambiental de ectoparásitos

Antiparasitarios externos

El control de ectoparásitos en el medio ambiente es importante para minimizar el potencial de infestación tanto para los animales como para las personas.

El control medioambiental del interior de las casas incluye el uso de la aspiradora de forma regular en todas las habitaciones donde los animales pasen la mayor parte del tiempo y la eliminación apropiada del contenido de la aspiradora, restringir el acceso a los “puntos calientes” que se hayan identificado y usar productos que sean eficaces frente a los estadios inmaduros.

El tratamiento del exterior es difícil y tratar al animal con un producto que sea eficaz frente a los estadios inmaduros es una manera de reducir la contaminación ambiental. En general, el control del medio ambiente debe ir siempre acompañado de un apropiado tratamiento con antiparasitarios externos en los animales.

Para las garrapatas, el tratamiento del medio ambiente con acaricidas es casi siempre imposible ya que los estadios que no viven en el hospedador están ampliamente distribuidos en el exterior y en lugares inaccesibles.

Consideraciones para los propietarios para prevenir enfermedades zoonósicas

La mayoría de los ectoparásitos pueden ser portadores de patógenos capaces de producir enfermedades, algunas de las cuales son de naturaleza zoonósica.

En el caso de las garrapatas no hay un riesgo directo con las garrapatas que están prendidas sobre un perro o un gato, pero sí cuando se intentan desprender manualmente: es importante hacerlo con guantes para evitar la exposición a cualquier fluido de la garrapata que potencialmente pueda contener algún patógeno.

En cuanto a las pulgas, en ambientes contaminados, pasan fácilmente de los animales a las personas. Cualquier tipo de infestación por pulgas en las casas, especialmente donde hay niños pequeños, conlleva un riesgo zoonósico de infecciones transmitidas por pulgas.

Y en cuanto a los piojos, dado que presentan una alta especificidad de hospedador, las especies que parasitan a los perros y gatos no están consideradas de riesgo para los humanos.

Educación sanitaria

El veterinario debe de comunicar los protocolos para el control de infestaciones parasitarias al personal de la clínica y a los propietarios de animales de compañía. Debe proporcionarse información sobre los riesgos potenciales de infestaciones parasitarias y cualquier implicación zoonósica a las personas que conviven con animales de compañía a través de folletos informativos para que así tengan conciencia de estos riesgos.

Es muy importante que los propietarios de los animales de compañía reciban esta información sobre los riesgos sanitarios potenciales de una infestación parasitaria, no solamente para sus animales sino también para los miembros de la familia y las personas que viven en su comunidad.

En conclusión, debemos considerar que las parasitosis externas son una entidad clínica más y como tal debemos darle la importancia que merecen en nuestro quehacer diario.

Extraído de: Guadalupe Miró, El uso responsable de los antiparasitarios externos, Argos 155, pp. 35-38

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