Saber responder correctamente a las preguntas de los propietarios en temas de esta relevancia y controversia es esencial para ofrecer un asesoramiento profesional por parte del auxiliar veterinario.
El papel del auxiliar en los hospitales ha adquirido mucha importancia en los últimos tiempos: es la cara y la voz con las que se encuentran los clientes en primera línea, por lo que deben ser capaces de informar correctamente a los propietarios que les plantean sus dudas. El caso de la esterilización es un buen ejemplo de esto: “¿Es obligatorio esterilizar a la mascota? ¿Y si quiero que críe? ¿Qué peligros conlleva la operación? “¿Qué deben comer las hembras gestantes…?”. Estas son preguntas habituales en el centro.
A través de un formato de pregunta-respuesta, a continuación se exponen algunas de las cuestiones con las que habitualmente se encuentran los auxiliares en su trabajo diario.
“¿Hay que esterilizar a todas la hembras que no van a gestar? Me lo han recomendado por sus beneficios”
La esterilización conlleva una serie de beneficios para la salud de las mascotas, pero también puede implicar perjuicios que el veterinario debe analizar de manera individualizada antes de asesorar a los propietarios sobre la cirugía.
Factores como edad, raza, enfermedades (diabetes, alteraciones comportamentales), compromiso del propietario o el uso previsto para el animal se deberían tener en cuenta.
Por estos motivos, la castración nunca debería ser planteada de manera sistemática y rutinaria, son los propietarios los que deben decidir y aceptar dicho procedimiento una vez hayan sido correctamente informados de las ventajas e inconvenientes del mismo.
“¿A qué edad se recomienda la esterilización de las perras?”
La edad a la que se realiza la cirugía es determinante; muchos de los problemas de una castración prepúber, como la incontinencia urinaria en animales castrados menores de 3 meses, se pueden evitar realizando la cirugía, siempre que sea posible, cuando el animal haya alcanzado la madurez física.
La castración temprana disminuye la probabilidad de padecer tumores mamarios. La posibilidad de aparición será menor si se realiza la castración a la hembra a una edad temprana, ya que la probabilidad aumenta con cada ciclo estral. No obstante, como ya se ha indicado en la primera pregunta, cada caso se debe individualizar y adaptar al animal en cuestión.
“Voy a esterilizar a mi perra. ¿Es posible que aumente de peso?”
La tendencia al aumento de peso es debida al cambio hormonal. Se debe controlar su apetito con alimentos saciantes. Son animales con nuevas necesidades energéticas, lo que conlleva un cambio en su comportamiento o actividades diarias: tienden a jugar menos y a pasar más tiempo descansando. Por ello, es importante establecer un programa de control de peso corporal desde el mismo día de la intervención.
En el mercado existen piensos con una formulación que se ajusta a esta nueva situación.
“¿Cómo tengo que preparar a la perra para el día de la intervención?”
Hay que informar al propietario días antes de la intervención de la necesidad de realizar un chequeo de salud con el fin de poder identificar la existencia de alguna enfermedad que pudiera complicar la anestesia y cirugía del animal. El veterinario será el que decida qué tipo de pruebas hay que hacer: analíticas sanguíneas, ECG, radiografías, etc.
En cuanto a la preparación del preoperatorio, hay que hacer especial hincapié en el ayuno el mismo día de la intervención; este normalmente es de 12 horas de sólidos y 2 de líquidos, ya que la presencia de alimento en el estómago se relaciona con el aumento del riesgo de aspiración en caso de vómito durante la anestesia.
Se recomienda que se saque a la perra a miccionar y defecar, ya que hay animales que rehúsan hacerlo en un ambiente desconocido.
También hay que pedirle al propietario que bañe a su mascota si vive en un ambiente en el que esté en contacto con tierra, suciedad, etc. (campo, jardín…) y se asegure de que quede totalmente seco.
“¿Qué cuidados posoperatorios va a necesitar?”
En la mayoría de los hospitales los animales son dados de alta tras haber ingerido agua y comprobar que miccionan con normalidad, lo que demuestra la correcta hidratación y función renal. Una vez en casa, y durante las primeras horas, hay que mantenerlos en un lugar tranquilo y cálido para evitar el estrés y las hipotermias.
Se les debe proporcionar pequeñas cantidades de alimento y ver cómo lo toleran. Igualmente, hay que vigilar la herida quirúrgica periódicamente para asegurarse de que no hay hemorragias y realizar las limpiezas de la misma con antiséptico cada día.
Por lo general, estos animales se van a casa con collares isabelinos, que evitan la automutilación y complicaciones no deseadas como infecciones, dehiscencia de suturas, etc.
El propietario deberá administrar de forma correcta el tratamiento pautado para evitar dolor e infecciones que puedan incomodar al animal. El reposo es importante; hay que evitar saltos y ejercicios prolongados durante al menos 14 días.
Extraído de Vanessa Salguero Bernet, Cuestiones básicas de esterilización y gestación, Ateuves 75, págs. 26-30.
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