Neurosis y fobias en psitácidas

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Los loros y otras especies del grupo de las psitácidas son animales con una estructura social compleja que necesitan vivir en un ambiente enriquecido para evitar problemas conductuales.

Durante los últimos años ha aumentado espectacularmente la popularidad de las psitácidas. Su llamativa estética, así como su facilidad para imitar todo tipo de sonidos las convierten en una mascota de lo más atractiva. Sin duda se trata de animales extraordinarios que constituyen una mascota de lo más original. Pero hemos de saber que son gregarios, arborícolas y que su proceso de domesticación no se ha completado, es decir, no son animales domésticos y están acostumbrados a pasar gran parte de su tiempo ocupados, volando de un lado a otro en busca de comida e interactuando con otros individuos del grupo. Además, estos animales están acostumbrados a establecer relaciones sociales complejas según un rico lenguaje tanto vocal como no vocal.

Es fundamental conocer, desde un punto de vista clínico, estas características pues muchos de los procesos que afectan a los animales que acuden a la consulta del veterinario están relacionados con alteraciones del comportamiento, como el aburrimiento y la frustración.

Las más populares
Las especies que frecuentemente encontramos mantenidas en cautividad como mascotas son:
• Periquito común (Melopsittacus undulatus)
• Inseparable (Agapornis spp.)
• Carolina (Nymphicus hollandicus)
• Yaco de cola roja (Psittacus erithacus)
• Guacamayo (Ara spp.)
• Cacatúa de cresta amarilla (Cacatua galerita)
• Amazona sudamericana (Amazona aestiva)
• Cotorra monje o argentina (Myiopsitta monachus)
• Cotorrita del sol (Aratinga solstitialis)

Las relaciones sociales

Las relaciones sociales que establecen las psitácidas en la naturaleza no se conocen tan bien como en los animales domésticos, pero sí se sabe que existe una amplia y rica interacción social con el resto de miembros de la bandada, incluso con otras especies, y que se establecen jerarquías. El caso más llamativo es el de los loros, que son monógamos, lo que permite el cuidado biparental de la nidada. Según la especie, las parejas pueden mantenerse únicamente durante la temporada de cría o durar varios años (como los agapornis).

Para empezar el ave debe tener durante todo el día libre acceso al agua y al alimento. Sin embargo, ello conlleva que pase mucho tiempo desocupada, pues en la naturaleza, más del 50 % de su tiempo despierto lo invierte en la búsqueda del mismo.

Por muy buena que sea la jaula, y tenga en ella todos los juguetes que precise, es importante que permitamos que el ave interaccione con otros seres vivos. Si le privamos de este tipo de relaciones estaremos frustrando al animal. Esto es fundamental sobre todo en psitácidas criadas con papilla, ya que desde siempre se les ha “enseñado” a depender del contacto humano.

Neurosis y fobias en psitácidasNeurosis y fobias

Pero también existen las neurosis y las fobias. Estas conductas surgen cuando al animal no se le da el tiempo necesario para la adaptación a un nuevo entorno o un nuevo juguete; o incluso cuando se le proporcionan demasiados estímulos en poco tiempo. Si no se tratan esas fobias pueden dirigirse hacia los más diversos objetos o colores. Este hecho es desfavorable básicamente porque suele ir en aumento y hace que el ave se convierta en una mascota asustadiza, con tendencia a huir y cuyos niveles de ansiedad son elevados.

Problemas territoriales

Para finalizar, tenemos el comportamiento excesivamente territorial. Si bien la jaula debe ser su sitio de refugio y descanso, el animal no debe ejercer su derecho sobre ella a costa del propietario, es decir, mediante picotazos o incluso lanzándose contra él en cuanto este pretende acercarse. Pero la territorialidad también puede extenderse al resto de la casa, es el caso de aquellas aves a las que se les permite deambular libremente por mesas, sillas, sofás, etc., tomando estos objetos como propios; o bien hacia los propietarios (por ejemplo, colocándose encima de su cabeza). Este comportamiento ha de cortarse nada más ser detectado, pues termina afectando gravemente a la relación mascota-propietario.

Prevención

En conclusión, y dada la longevidad de estos animales, hemos de estar atentos a la posibilidad de que en algún momento de su vida nuestra mascota presente alguna alteración conductual como las señaladas anteriormente. Cuanto antes se detecten, antes se podrá poner remedio, disfrutando de una convivencia agradable.

Para solucionar este problema recomienda al propietario que proporcione al animal varios objetos para que se entretenga: juguetes, ramas para colgarse, espejos, etc.

Por otro lado, dado que parte de este problema se debe a la gran cantidad de tiempo que pasan juntos, deberías indicarle al propietario que tiene que empezar a distanciarse de él poco a poco. Por ejemplo, puede dejarlo dentro de la jaula mientras esté haciendo cosas por casa, volver ocasionalmente a la habitación donde esté el animal y saludarlo y acariciarlo. Este puede ser un primer paso para acostumbrar al ave a la ausencia total de su propietario. El proceso sería similar al que se realiza con perros: el dueño se ausenta durante un breve espacio de tiempo, regresa y saluda y le dice palabras cariñosas al ave. Después se marcha y permanece fuera un tiempo más largo, al regresar vuelve a interaccionar con su animal. Y así, hasta que se acostumbre totalmente a la ausencia del dueño. Es un proceso largo, que no da resultado de forma inmediata, así que tendrás que recomendar al propietario que se arme de paciencia.

Extraído de: Silvia Fernández Martín y Anna García Garrigós. Problemas de comportamiento habituales en psitácidas. Ateuves 53, pp. 14-16.

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