Transfusiones sanguíneas en perros y gatos

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Con cierta frecuencia debemos recurrir a transfusiones sanguíneas en perros y gatos en la práctica clínica. Es un procedimiento importante en el tratamiento de animales con coagulopatías o anémicos, pero debemos ser rigurosos y tener en cuenta factores importantes: obtención, manejo y administración de la muestra y conocer y controlar los posibles efectos secundarios.

Figura 1. Para la extracción se coloca al animal en decúbito lateral.

Figura 1. Para la extracción se coloca al animal en decúbito lateral.

En perros se usan las bolsas comerciales para recoger la muestra. Dependiendo del carácter del animal, la extracción puede realizarse sin sujeción química o con sedación ligera. Se rasura y prepara de manera aséptica la zona yugular colocando al animal en decúbito lateral o esternal y con el cuello en extensión (figura 1).

A los gatos siempre los sedamos o anestesiamos y los colocamos en decúbito lateral. Se emplea igualmente la zona de la vena yugular, con palomillas de 19G o catéteres endovenosos. Recogemos la sangre mediante jeringuillas y la proporción debe ser 9 ml de sangre por 1 ml de citrato 3,8%. En felinos el sistema de recogida es abierto al contrario que en perros que es cerrado mediante las bolsas comerciales. Esto implica que hay que extremar la asepsia e impide el almacenamiento de la muestra debido a la mayor posibilidad de contaminación. Debe transfundirse en un plazo máximo de 48 horas.

Almacenamiento de la sangre para realizar transfusiones en mascotas

Las muestras de sangre se almacenan refrigeradas (1-6 ºC) o congeladas (-20 ºC) en caso del plasma fresco. Lo ideal es disponer de neveras y congeladores exclusivos para el banco de sangre, y evitar en todo momento fluctuaciones de temperatura que puedan alterar los componentes de la muestra (figura 2).

Figura 2. Las muestras de sangre se almacenan refrigeradas.

Figura 2. Las muestras de sangre se almacenan
refrigeradas.

Una vez obtenida la muestra podemos separar el plasma mediante bolsas dobles. Esto nos da la posibilidad de transfundir componentes sanguíneos (concentrado de hematíes y plasma) que nos será útil en determinadas ocasiones (ver la tabla adjunta).

Elección del donante

Nuestro banco de sangre se nutre de donantes voluntarios entre los pacientes. No siempre es fácil encontrar donantes, siendo fundamental en esta tarea el papel de los auxiliares de recepción. Deben ser animales adultos sanos y con edad inferior a 8 años. El peso debe ser mínimo de 25 kilos en perros y 3,5-4 kilos en gatos. Antes de la extracción se someten a una exploración clínica y se realiza también un hematocrito que debe ser superior a 30% en gatos y 40% en perros. No deben emplearse como donantes animales que previamente hayan sido transfundidos por la posible formación de anticuerpos.

La frecuencia de extracción en perros puede ser mensual, aunque hay autores que sugieren que se pueden extraer hasta 22 ml de sangre por kilo de peso cada 10-21 días, proporcionando al animal suplementos nutritivos.

TransfusionesDeben realizarse pruebas analíticas para determinar que los donantes están libres de enfermedades infecciosas. Éstas se seleccionarán en función del tipo de vida del animal (gatos domésticos exclusivamente o de vida libre) y de la localización geográfica. En perros realizamos pruebas de leishmaniosis (muy frecuente en la zona mediterránea), ehrlichiosis y anaplasmosis. En gatos, FelV, FIV y Hemobartonella felis.

Preparación de las muestras

Debemos evaluar las muestras almacenadas antes de su administración. Las bolsas deben estar íntegras sin orificios ni desgarros. Si observamos coágulos o alteraciones en el color, puede haberse producido contaminación bacteriana o hemolisis.

Una vez inspeccionadas procederemos a calentar las muestras. Hay que evitar un calentamiento agresivo que pueda producir desnaturalización de las proteínas. Sacaremos las bolsas del refrigerador y las mantendremos a temperatura ambiente aproximadamente una hora antes de su administración. Si fuera necesario por razones de urgencia, pueden también calentarse mediante baño en agua caliente (sin sobrepasar los 39 ºC). También estaría indicado en pacientes hipotérmicos. En caso de productos congelados, la descongelación debe llevarse a cabo lentamente. La muestra debe estar a temperatura ambiente antes de sumergirla en un baño de agua caliente.

Administración de la sangre

Cuando se hacen transfusiones sanguíneas en perros y gatos hay que utilizar filtros sanguíneos que eviten los coágulos. Están disponibles en el mercado y cuentan con cámara de goteo. En gatos, transferiremos el contenido de las jeringuillas usadas para la extracción a una bolsa o botella de suero estéril previamente vaciada y la conectaremos a un equipo de transfusión con filtro. Emplearemos una vía intravenosa para la administración y usaremos un catéter periférico del mayor calibre posible. Preferiblemente se usa el flujo gravitatorio; las bombas de infusión pueden producir hemolisis. Puede emplearse la vía intraósea opcionalmente en cachorros ya que existe buena permeabilidad de hematíes al torrente circulatorio.

El volumen a administrar puede calcularse mediante la siguiente fórmula:

Transfusiones

Dicho volumen dependerá del peso y estado del paciente, aunque en general 20 ml/kg de sangre entera o 10 ml/kg de concentrado de hematíes aumentará un 10% el hematocrito. Es muy difícil restaurar un hematocrito normal mediante transfusiones.

La velocidad de administración depende de factores del receptor, siendo el principal el estado cardiovascular. Si éste se encuentra comprometido (en enfermos cardiacos o renales o en anemias crónicas), la mejor opción es administrar un concentrado de hematíes y no sangre entera. Como norma empezaremos a un ritmo de infusión bajo, controlando los posibles efectos adversos. Si no surgen complicaciones, aumentaremos paulatinamente el ritmo hasta alcanzar 10-15 ml/kg/h en perros y 2,5-4 ml/kg/h en gatos. Sin embargo, en casos puntuales como hemorragias activas puede aumentarse el ritmo. Todos los hemoderivados deben transfundirse en un periodo máximo de 4 horas para prevenir contaminaciones.

Extraído de: Carlos Vidal Gandía, Transfusiones en pequeños animales, Ateuves 23, pags. 28-33.

2 comentarios

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