La determinación de los grupos sanguíneos en perros y gatos antes de llevar a cabo una transfusión es básica para evitar reacciones adversas, que pueden comprometer la vida del animal que pretendemos salvar.
Los grupos sanguíneos en gatos
Se reconocen tres grupos sanguíneos en gatos: A, B y AB. El tipo A es el más común. Dentro de las razas con alta prevalencia del tipo B se encuentran Persa, Birmano y Devon Rex. Todos los siameses tienen sangre de tipo A. El AB se da muy raramente (se ha observado en Persa, Norwegian Forest, Abisinia y Scotish Fold).
Los gatos, a diferencia de los perros, tienen anticuerpos naturales (aloanticuerpos) contra el antígeno del grupo sanguíneo que no poseen. Estos aloanticuerpos, que pueden transmitirse a través del calostro, son responsables de reacciones de incompatibilidad con frecuencia mortales. Por todo ello, los gatos no requieren ser sensibilizados mediante transfusiones o gestaciones previas, pudiendo producirse ya reacciones adversas en la primera transfusión.
Los gatos tipo B tienen títulos altos de anticuerpos anti-A, por lo que una transfusión de sangre de un gato tipo A a uno de tipo B produce una reacción hemolítica grave. Los gatos tipo A normalmente tienen anticuerpos anti-B débiles, por tanto las reacciones producidas por una transfusión de sangre tipo B a un gato tipo A suelen ser menos graves. Los gatos de tipo AB no tienen aloanticuerpos. Lo ideal es que reciban sangre de tipo AB, pero cuando no dispongamos de sangre de este tipo se les puede transfundir sangre de tipo A.
Los tipos sanguíneos compatibles no aseguran una transfusión compatible. Se ha encontrado un nuevo antígeno eritrocitario que produce incompatibilidad cruzada (MlK1).
La determinación del grupo sanguíneo debe realizarse en todos los gatos donantes y receptores mediante un sistema de tarjetas. Estas tarjetas tienen casillas preparadas para detectar células de tipo A y de tipo B. Se coloca sangre fresca o con EDTA en cada casilla. Como reactivos anti-A y anti-B se emplea suero de gato tipo B y lectina (que reconoce el antígeno B) de tal manera que se produce una intensa reacción de aglutinación con sangre de tipo A y tipo B respectivamente Antes de realizar la prueba hay que comprobar que no exista autoaglutinación de la sangre extraída ya que esto provocaría aglutinación de la muestra en ambas casillas, independientemente del grupo sanguíneo; si esto ocurre, debemos diluir la sangre con suero salino. Si a pesar de esto persiste la autoaglutinación es imposible realizar la prueba. Así mismo, en casos de anemia grave (hematocrito inferior al 10%) debido al bajo número de hematíes la cantidad de antígeno es inferior respecto a la cantidad de anticuerpo en el reactivo, pudiendo no producirse aglutinación y dar falsos negativos. También puede ocurrir que no detectemos a los gatos tipo AB, ya que sólo producen una débil reacción anti-A. Podemos considerarlos erróneamente como tipo B, lo que nos puede llevar a realizar una transfusión incompatible.
Si necesitamos realizar una transfusión antes de determinar el grupo sanguíneo, es necesario realizar una prueba de compatibilidad cruzada. En cualquier caso, tanto en gatos como en perros, lo recomendable es hacer siempre pruebas de compatibilidad cruzada, además de tipificar el grupo sanguíneo.
Grupos sanguíneos en perros
Respecto a los perros, ya se ha comentado que no poseen aloanticuerpos naturales. Para desarrollarlos deben sensibilizarse primero con una transfusión. Se han descrito alrededor de una docena de antígenos eritrocitarios caninos. El grupo canino más importante es DEA1.1, que provoca una fuerte respuesta de aloanticuerpos después de la sensibilización de un perro DEA1.1 negativo por una transfusión DEA1.1 positiva. Transfusiones posteriores con sangre DEA1.1 producirán reacciones hemolíticas agudas. Reacciones inmunomediadas frente a otros grupos sanguíneos son extremadamente raras.
Los perros DEA1.1 negativos se consideran donantes universales para perros previamente no transfundidos. Por todo ello es importante realizar una tipifi cación para DEA1.1 en todos los donantes y en los receptores sólo será necesario si han sido transfundidos previamente con sangre tipo DEA1.1. positiva.
Pruebas cruzadas
Es importante insistir en que en perros también es necesario realizar pruebas cruzadas además de tipificar el grupo sanguíneo. Los pasos para realizarlas son los siguientes:
1Recolectar muestras de sangre en tubos EDTA, tanto del donante como del receptor. 2Centrifugar hasta que sedimenten los hematíes, guardando el sobrenadante en tubos de ensayo. 3Lavado de hematíes: tras centrifugar añadir el mismo volumen de suero salino fisiológico (SSF) que el de plasma que se retira. Repetir tres veces, eliminando el sobrenadante y añadiendo el mismo volumen de SSF cada vez. 4Compatibilidad mayor: poner en un porta una gota de los hematíes del donante y dos gotas de hematíes del receptor. Mezclar con suavidad, esperar 5 minutos y evaluar sobre fondo blanco la presencia de aglutinación. 5Compatibilidad menor: poner una gota de los hematíes del receptor y mezclar en un porta con dos gotas de plasma del donante. Esperar 5 minutos y evaluar la aglutinación. 6Para controlar la autoaglutinación mezclaremos hematíes y plasma del receptor. Tras 5 minutos observaremos si existe aglutinación, en cuyo caso se invalida la prueba.Reacciones adversas en las transfusiones sanguíneas en perros y gatos
Todo animal que recibe una transfusión será vigilado estrechamente durante y después de la misma. Las reacciones transfusionales se clasifican en agudas o retardadas y en inmunológicas y no inmunológicas.
Entre las más importantes cabe destacar:
- Hemolisis: son poco frecuentes y están producidas por la transfusión de hematíes incompatibles. Entre los síntomas clínicos observaremos: fiebre, taquipnea y hemoglobinuria. Si ocurre esto interrumpiremos inmediatamente la transfusión y administraremos fluidos endovenosos.
- Fiebre: podemos tratarla con antipiréticos. Por precaución detendremos la transfusión o reduciremos el ritmo de infusión.
- Contaminación bacteriana: los perros sufrirán fiebre, náuseas, vómitos e incluso shock endotóxico. El tratamiento será a base de antibióticos de amplio espectro y soporte clínico a la sintomatología.
- Sobrecarga de volumen: surge más frecuentemente en pacientes con enfermedad cardiaca o renal, sobre todo en gatos. Para evitarla emplearemos un ritmo de infusión lento o emplearemos transfusiones de componentes sanguíneos en lugar de sangre entera. Aparecerán síntomas relacionados con el sistema respiratorio (taquinea y disnea). El tratamiento se basa en la administración de diuréticos (furosemida) y oxigenoterapia.
Durante la transfusión monitorizaremos las constantes vitales del animal: temperatura, pulso, respiración, relleno capilar. Ante cualquier alteración de estos parámetros interrumpiremos la transfusión. Una vez terminada determinaremos el hematocrito del paciente y lo compararemos con el hematocrito previo a la transfusión.
Vigilaremos el plasma por si aparece hemoglobinemia y mediante un urianálisis detectaremos una posible hemoglobinuria.
Extraído de: Carlos Vidal Gandía, Transfusiones en pequeños animales, Ateuves 23, pags. 28-33.