Hay comportamientos innatos que hacen que unas personas funcionen mejor que otras
en un determinado puesto de trabajo. Pero con voluntad e interés se pueden alcanzar
prácticamente todos los objetivos que uno se plantee.
Las tareas de un auxiliar veterinario son múltiples y variadas, desde labores puramente clínicas, junto al veterinario en consulta, quirófano, laboratorio… hasta un trabajo exclusivo de administrativo, recepcionista o bien en la tienda. Por esta razón, un buen asistente debe reunir una serie de cualidades que le permitirán desarrollar de forma óptima todas las funciones que el veterinario le encomiende.
1 Amabilidad
Quienes ofrecen un trato agradable a los clientes (propietarios y pacientes) tienen mucho ganado. Si bien es cierto que en ocasiones nos toparemos con situaciones que nos hagan perder la paciencia, debemos recordar que nuestra función es entender y atender a las personas y a su mascota y ambos pueden estar asustados. A veces ayuda ponerse en el lugar de los clientes y tratar estas situaciones con simpatía y cordialidad. Si no está en nuestra mano solucionar el problema pediremos ayuda a la persona adecuada del equipo.
2 Empatía
Esta cualidad es algo fundamental no solo para ejercer tu profesión, sino para moverte en la vida. Si un cliente plantea un problema o se siente desbordado en determinadas situaciones, debemos ser capaces de entenderlo y comprenderlo; tenemos que intentar tranquilizarlo, hacer que se sienta bien y ganarnos su confianza, y para ello la empatía es imprescindible. Debemos saber ponernos en su piel y actuar en consecuencia. También será necesario tener estabilidad emocional para que el estrés y los imprevistos no te desborden, sobre todo en casos de urgencias o ante clientes enfadados.
3 Disciplina
El veterinario solicitará tareas que deberás hacer, en muchas ocasiones, de inmediato; por lo tanto es necesario contar con cierta disciplina de trabajo y que cumplir órdenes no suponga un problema. Él está muy bien cualificado y siempre tendrá la última palabra. Si además trabajamos de forma ordenada podremos adelantarnos a algunas necesidades y el trabajo saldrá mejor. La autodisciplina nos ayudará a conseguir nuestros objetivos sin tanto esfuerzo.
Extraído de Natalia Sagarra, Cómo ser un buen auxiliar veterinario, Ateuves 78, págs. 8-10.
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