Saber organizarse en los ajetreados días de un centro veterinario puede parecer complicado. Pero si se aplican unos sencillos consejos, no solo es fácil, sino que mejora, y mucho, la convivencia entre compañeros.
Organización
En algunos hospitales veterinarios que cuentan con una amplia plantilla, donde cada persona se ocupa de determinadas funciones, la gestión del tiempo cambia un poco: el auxiliar de qui-rófano, de recepción, de hospitalización, etc. Cada uno sabe perfectamente qué tiene que hacer y cómo organizarse para poder llevar a cabo sus tareas. Sin embargo, en los centros en los que los auxiliares somos los responsables de hacer todo esto, la organización es funda-mental. Es aquí donde los tiempos muertos, nos pueden salvar. Un ejemplo, al terminar una operación, mientras el animal está aún dor-mido, podemos recoger la sala de quirófano y preparar el material para su limpieza y esteri-lización. Comprobaremos que el animal se ha despertado correctamente y, si es así, seguire-mos con la limpieza. En los diez o quince minutos que tarda en des-pertarse, ya habremos limpiado todo y el mate-rial estará en el autoclave.
De la misma forma, si se recoge cada sala después de su uso y se deja preparada para la siguiente consulta, se habrá aprovechado bien el tiempo. En los centros con más de un auxi-liar es importante guardar las cosas siempre en el mismo sitio; no debemos pasarnos más tiempo buscando algo que utilizándolo. Ade-más del tiempo perdido, en este caso se estará creando una tensión innecesaria entre compa-ñeros y todo por no dejar las cosas en su sitio. A todo el mundo le ha pasado alguna vez tener que buscar alguna cosa con cierta urgencia y no encontrarla. Tener que preguntar a todos los compañeros si saben dónde está algo roba mucho tiempo y, vuelvo a recordar, crea frus-tración y roces innecesarios entre compañeros.
Actuar con antelación
Saber gestionar el tiempo de manera eficiente no es tarea difícil, ni mucho menos. Es cues-tión de ser ordenados y prever un poco el desarrollo de las próximas citas, adelantarse y dejarlo preparado. Una vez cogido el ritmo del trabajo bien organizado es menos proba-ble que nos atasquemos. Esto puede convertir el día más saturado en una experiencia positiva, pero también con-vertirnos a nosotros en una ayuda imprescin-dible para todo el centro veterinario y, por supuesto, nuestros pacientes peludos. Como su propio nombre indica, somos auxiliares, estamos para ayudar y tenemos que tener las ganas de hacerlo, ser intuitivos y tener inicia-tiva, con otras palabras, hacernos un hueco permanente en el equipo. Si ponemos un poco de nuestra parte podemos crear un ambiente agradable, eficiente y donde podemos apren-der y conseguir nuestra meta, ser los mejores y disfrutar de este trabajo que tanto nos gusta.
Extraído de Dragomir Denchev, La gestión del tiempo en el centro veterinario, Ateuves 85, págs. 6-9.