Patologías articulares y renales en pacientes geriátricos

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El aumento de la esperanza de vida en perros y gatos es un reflejo del creciente compromiso con su bienestar y atención veterinaria. La implementación de protocolos de diagnóstico en pacientes de 10-12 años o más contribuirá significativamente a la mejora de su calidad de vida al anticipar posibles enfermedades futuras.

Establecer protocolos diagnósticos para el estadiaje de posibles o futuras enfermedades en nuestros pacientes mayores de 10-12 años nos va a facilitar enormemente mejorar su calidad de vida. Es un hecho, que, de igual forma que las personas vivimos cada vez más, los animales también lo hacen y esto se debe en parte al cambio de mentalidad y conciencia social respecto al bienestar de nuestras mascotas, y a la labor, cada vez más reconocida, del sector veterinario. Por este motivo, sería más que recomendable que todos los centros veterinarios estableciesen campañas destinadas a estos pacientes geriátricos. Veamos algunas de las patologías más frecuentes.

Patologías articulares o locomotoras propias de la edad

La osteoartrosis es un cúmulo de cambios que se producen a consecuencia de enfermedades crónicas de las articulares y que provocan rigidez, limitación de la movilidad y dolor crónico o agudo. Identificar el dolor sigue siendo una asignatura pendiente para muchos propietarios de mascotas que dan por normales conductas por la vejez en sus animales de compañía. Esto junto con la incapacidad de nuestros perros y gatos para verbalizar el dolor nos dificulta la tarea en consulta.

El dolor está asociado a un estímulo doloroso que reciben las fibras nerviosas y su fisiopatología es bastante extensa, pero se cronifica cuando tenemos una sensibilización neuronal continua por estímulos prologados y por la gran capacidad para degenerar y remodelar la sinapsis generando neurotransmisores nuevos.

Por esta razón en consulta es muy importante evaluar la movilidad y la musculatura, y realizar estudios radiológicos preventivos para valorar cambios significativos en zonas afectadas de tal forma que podamos descartar otras patologías de índole articular como los tumores óseos, artritis sépticas, osteomielitis, etc.

Para tratar esta enfermedad es necesario implementar un modelo multimodal con técnicas de rehabilitación con efecto analgésico, nutraceúticos como glucosaminoglicanos, analgésicos opiáceos y si fuera necesario programas de pérdida de peso. Tienen especial consideración clínica los AINE, la gabapentina, los parches de fentanilo subdérmico y el reciente tratamiento de anticuerpos monoclonales inyectable mensual anti FCN, un neuropéptido que interacciona con el receptor tropomiosina-cinasa A que envía la información a los mastocitos cercanos a las neuronas nociceptoras de tal forma que modula la respuesta al dolor y la disminuye.

Patologías renales más frecuentes

Uno de cada 10 perros y 3 de cada 10 gatos mayores de 10 años van a desarrollar enfermedad renal crónica. La prevalencia es elevada y la evolución de las lesiones irreversible por lo que no solo tenemos que fiarnos de la parte clínica objetiva, sino de la evolución de la condición corporal, del consumo de agua y comida por lo que los motivos más frecuentes de consulta serán inespecíficos en fases tempranas: vómitos, adelgazamiento, intolerancia al ejercicio, pérdida de peso, aumento de ingesta de agua. En el aspecto clínico encontraremos: palidez de mucosas, deshidratación, dolor de huesos, palpación renal alterada, úlceras orales, halitosis, alteraciones oftalmológicas hipertensivas…

Resulta evidente la necesidad de un protocolo diagnóstico que al menos englobe la radiología abdominal, ecografía renal, urianálisis y sedimento, analítica general, UPC para valorar proteinuria y el estudio del SDMA que nos va a proporcionar información relativa a la tasa de filtración glomerular y en el caso de los gatos el estudio de tiroides. Sería bastante recomendable valorar inequívocamente el fósforo, el calcio ionizado y el bicarbonato.

Cómo auxiliares nuestro principal enfoque es ayudar al propietario a comprender que se trata de una patología que requiere tratamiento y control veterinario de por vida por lo que deben comprender la relación coste-duración-pronóstico del tratamiento y estar informados de que puede recomendarse la eutanasia si la evolución no es buena. Para esto, disponemos de la clasificación de la ERC en función del IRIS.

Se recomendará en mayor o menor medida siempre un mantenimiento con dieta renal, administración de fluidoterapia, quelantes de fósforo, control de la anemia y la proteinuria junto con administración de los fármacos necesarios para controlar la hipertensión y los signos gastrointestinales, y administración de IECA y ARA II como el telmisartán. La implementación del protocolo diagnóstico se realizará de nuevo en función del estadio en el que se encuentre la enfermedad, utilizándose en última instancia la administración de eritropoyetina humana. Para ello el paciente debe mantener valores estables de hierro y vitamina B.

Autora: Débora de Benito Santamaría. ATV en H. Veterinarea IVC Evidensia. 
Imagen cedida por la autora
Puedes acceder al artículo completo en Ateuves 107.

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