La obesidad es uno de los trastornos nutricionales más frecuentes que se producen en los animales de compañía; cerca del 40 % de los adultos están obesos. ¿Por qué es tan difícil de controlar? ¿Qué puede hacer el auxiliar en este tema?
La obesidad es la acumulación excesiva de grasa en las zonas de depósito de tejido adiposo. Un exceso de peso igual o superior al 20 % indica, generalmente, obesidad. Básicamente es un aumento de la cantidad corporal de grasa originado por un incremento aislado del tamaño de las células grasas (obesidad hipertrófica) o por el aumento del número de las células grasas (obesidad hiperplásica). Los animales que desarrollan una obesidad de este último tipo son más difíciles de tratar y presentan un peor pronóstico a largo plazo.
Es muy importante lo que ocurra en la fase de crecimiento de un cachorro, ya que si criamos un “cachorro gordo” obtendremos un “adulto gordo”. La obesidad en el adulto provoca un aumento del tamaño de los adipocitos, no un aumento en su número. Lo que sí está claro es que en cachorros y perros jóvenes, un exceso de nutrición provoca un aumento en el número de células grasas y del contenido de grasa corporal durante la edad adulta. Un número aumentado de adipocitos produce, por tanto, una mayor predisposición a la obesidad en la edad adulta y, a la vez, una mayor dificultad para mantener la pérdida de peso conseguida.
Qué riesgos conlleva
- Los animales obesos tienen un mayor riesgo de presentar trastornos crónicos de salud, como desarrollo de hiperinsulinemia, intolerancia a la glucosa y diabetes.
- Además, también contribuye al desarrollo de enfermedades pulmonares y cardiovasculares. El corazón ha de trabajar el doble, no solo porque tiene que mantener la circulación de un cuerpo que, a veces hasta dobla su volumen, sino por el infiltrado de grasa que suele rodearlo.
- Los efectos físicos de tener que cargar con un exceso de peso también contribuyen a la intolerancia al calor y al ejercicio, a trastornos articulares y locomotores, y al desarrollo de artritis.
- Los perros obesos tienen un riesgo quirúrgico y anestésico aumentado, por lo que presentan una mayor morbilidad y mortalidad después de una intervención quirúrgica.
La causa subyacente
Todos los casos de obesidad son resultado de un desequilibrio entre el consumo y el gasto energético, que conduce a un exceso calórico persistente. El exceso de calorías se acumula en forma de grasa, produciendo un aumento de peso y cambios en la composición corporal. Además el exceso de peso también puede deberse a diversos factores que actúan de manera simultánea.
Muchos casos de obesidad se producen por un exceso de alimentación, ejercicio insuficiente o ambos, pero estos hechos pueden verse influidos por alteraciones externas o internas. Por ejemplo, un perro puede consumir una dieta excesiva debido a que el alimento que se le administra es muy sabroso y con una densidad calórica alta (estímulos exógenos). Por otra parte, la causa podría tener un origen endógeno si el consumo excesivo de alimentos se debe a lesiones a nivel del centro de la saciedad localizado en el hipotálamo.
Falta de ejercicio
Los animales sedentarios consumen más alimento y ganan más peso que los animales con un nivel de actividad moderado. La inactividad por debajo de un determinado nivel no puede compensarse completamente por una adecuada disminución de la cantidad de alimento ingerido. Así, los perros que mantienen una actividad igual o inferior a dicho nivel mínimo consumirán una alimentación superior a sus necesidades energéticas e, inevitablemente, ganarán peso.
Trastornos endocrinos
Hay dos importantes trastornos endocrinos que influyen en el peso corporal: el hipotiroidismo y el hiperadrenocorticismo. El primero es tan solo responsable de un pequeño porcentaje de los casos de obesidad en los animales. El síndrome de Cushing o hiperadrenocorticismo puede producir obesidad en el 50 % de los perros que lo padecen.
Esterilización
También los perros esterilizados tienen una mayor tendencia a la obesidad. Diversos estudios han demostrado que los machos y hembras castrados son más propensos a desarrollar sobrepeso.
Habitualmente los veterinarios aconsejamos esterilizar a los animales de compañía antes de que alcancen la madurez sexual, entre los seis meses y el año de vida. Hay que tener muy en cuenta que ya en este momento los animales han alcanzado su crecimiento normal, por lo que la cantidad de comida que deben tomar es bastante menor de la que tomaban cuando estaban en crecimiento. Además, debemos variar a una alimentación con mayor restricción de grasas, ya que sus requerimientos energéticos serán menores. Si no somos conscientes de estos cambios a realizar y pensamos que como son mayores necesitan comer más, entonces seguramente les conduciremos a un sobrepeso.
Por eso el auxiliar debe asegurarse de que una vez castrado, ese animal varíe la cantidad y la calidad de la comida que va a ingerir. Es lógico que si un perro disminuye de forma natural su nivel de actividad al alcanzar la madurez, pero sigue consumiendo la misma cantidad de alimento, se produzca un aumento de peso.
Requerimientos energéticos y genética
Otro dato que no debemos pasar por alto es que los requerimientos energéticos diarios para un perro de siete años de edad y tamaño medio disminuyen hasta un 20 % con respecto a cuando era un adulto joven. Si con la edad la ingestión dietética no decrece proporcionalmente a los requerimientos energéticos del animal, se producirá un aumento de peso.
Por otro lado, el hecho de que determinadas razas de perros presenten una incidencia desproporcionadamente alta de obesidad indica que los factores genéticos pueden desempeñar un papel importante.
Factores externos
Los factores externos que afectan al consumo de alimentos incluyen estímulos como el sabor del alimento, su composición y textura, y el horario y situación ambiental de la alimentación.
De estos factores el más importante es el sabor, ya que puede llevar a una ingestión excesiva. Muchas veces se selecciona la comida del perro en función de su aspecto y de la aceptación, sin plantearse si está bien o mal formulada. Por eso es muy importante que, como auxiliares, preguntéis siempre qué está comiendo y qué cantidad se le administra.
Además, debemos comentar la costumbre de añadir los sobrantes de las comidas, lo que ayuda aún más a la aparición de sobrepeso. Las comidas con un alto porcentaje de grasa son las más sabrosas, lo que hace que muchas veces los animales consuman más de lo que necesitan. Si un animal consume una dieta determinada en cantidad superior a sus requerimientos calóricos, y este exceso de calorías es en forma de grasas, ganará más peso que si el exceso de calorías consumidas proviene de hidratos de carbono o de proteínas.
Extraído de Lina Sáez de Antoni. La obesidad en los animales de compañía. Ateuves 75, págs. 14-17.
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