El calcio es un mineral esencial que se debe suministrar con la dieta para conseguir que el cachorro alcance la madurez con normalidad. Cualquier alteración puede provocar la aparición de problemas en el desarrollo.
El calcio y el fósforo son minerales esenciales que están muy relacionados entre sí y que, por lo tanto, se deben considerar de forma conjunta. Sus requerimientos diarios dependen de la edad y del estado del animal.
De todos los minerales que integran el organismo quizá el calcio sea el que se necesita en mayor cantidad. Es un componente esencial de los huesos y el cartílago y también participa en la comunicación hormonal, así como en la coagulación de la sangre o en la contracción muscular.
El fósforo es el otro mineral que también se necesita en grandes cantidades aunque un poco menos que el calcio. El organismo lo utiliza para obtener las proteínas necesarias para el crecimiento, y el mantenimiento y la reparación de células y tejidos. También forma ATP, una molécula que le sirve al cuerpo para almacenar energía. Entre sus otras muchas funciones se encarga del correcto funcionamiento de los riñones, de la contracción muscular o del ritmo cardiaco. La deficiencia de fósforo no suele ser habitual en la dieta de las mascotas, por el contrario, su exceso es más frecuente y provoca el desarrollo del fallo renal.
La fuente principal de ambos minerales es la dieta pero existen ciertos factores que afectan a la manera en la que el organismo los absorbe. Entre estos se encuentra la fuente a partir de la que se obtienen los minerales así como el nivel de vitamina D. Esta última se consigue a través de la dieta o bien por la exposición al sol.
Debido a su relación con los otros dos minerales, si dicha vitamina se reduce, la absorción del calcio y el fósforo también se ve reducida. Por otra parte, una proporción adecuada de ambos minerales disminuye el requerimiento de vitamina D.
Muchos alimentos tienen poco calcio y mucho fósforo y además, muchos alimentos con abundante calcio también tienen mucho fósforo. Por lo tanto, es muy importante que ambos minerales se encuentren en la proporción adecuada.
Para el crecimiento normal los cachorros necesitan ingerir un 0,37 % de calcio disponible o un 0,6 % de calcio total. La Association of American Feed Control Officials (AAFCO’s) establece niveles mínimos de calcio de 0,8 % para el crecimiento y la reproducción y de 0,5 % para el mantenimiento del adulto. El perfil también indica un nivel máximo de 2,5 % de calcio en todos los alimentos para perros (ver tabla). Este nivel máximo se incluyó porque los datos publicados muestran que el exceso de calcio durante el crecimiento puede contribuir a un desarrollo esquelético anormal y aumentar el riesgo de padecer enfermedades esqueléticas, tema del que hablaremos más adelante.
Otro aspecto importante que hay que considerar de estos dos minerales es su disponibilidad. Se sabe que las dietas con una elevada concentración de fitatos o que son bajas en vitamina D influyen de forma negativa en la absorción de calcio; sin embargo, la suplementación de dietas bajas en calcio con vitamina D provoca fracturas y pérdida de densidad ósea.
Falta de calcio
Cuando el nivel de calcio sérico total en la sangre es bajo se dice que el animal tiene hipocalcemia. Suele presentarse con bastante frecuencia en los perros que están enfermos (debido a insuficiencia renal crónica, pancreatitis aguda o traumas), y por lo tanto, es necesario tratar la causa subyacente para que el animal recupere la salud.
Exceso de calcio
El exceso de calcio en la sangre se denomina hipercalcemia. Es posible que un exceso de calcio se deba a la presencia de una enfermedad subyacente grave, como cáncer o fallo renal, y también puede contribuir a la urolitiasis (formación de piedras en los riñones, vejiga o tracto urinario).
¿Qué pasa en el metabolismo?
Cuando se incrementan los niveles de calcio en el plasma, el organismo hace que la glándula tiroides secrete la hormona calcitonina para recuperar los niveles normales de dicho mineral. Esto lo hace reduciendo la actividad de los osteoclastos (células de reabsorción ósea), lo que hace a su vez que se reduzca la reabsorción de calcio y que se ralentice la maduración normal del cartílago. Esta es la respuesta normal de la hormona para regular la homeostasis del calcio. No obstante, la supresión de estas funciones durante un largo periodo produce un engrosamiento gradual del hueso en desarrollo que puede ocasionar problemas óseos y articulares.
Extraído de: María Villagrasa, El calcio en la dieta, Ateuves nº 66, pag. 14-16.
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