Los carbohidratos, grasas y proteínas para la alimentación del conejo, han de tener una buena calidad y mezclarse en las proporciones adecuadas.
El papel de los carbohidratos y la energía
Las necesidades de carbohidratos en los conejos son muy bajas. Se absorben en el estómago e intestino delgado o son degradados y fermentados en el ciego por la microflora intestinal según la edad del animal. En adultos, un exceso en la dieta produce una incapacidad del estómago para absorberlos, lo que provoca que pasen directamente al ciego, en especial el almidón. Esto favorece el crecimiento de microflora no deseada y ocasiona disbiosis, íleo paralítico (si se añade a una falta de fibra) e incluso la muerte del animal.
Diversos aspectos afectan a las necesidades energéticas: la fase productiva (crecimiento, gestación, lactación o reposo), la edad, el sexo, el peso corporal y el lugar donde situemos a nuestra mascota (temperatura, humedad, etc.). Generalmente se recomienda que las raciones de mantenimiento se encuentren en valores entre 2.100 y 2.464 kcal de ED/kg de pienso. Además hay que tener en cuenta que algunos componentes de la pared celular como la fibra llegan sin digerir al ciego y generan ácidos grasos volátiles. Su producción puede cubrir del 10 al 50 % de los requerimientos energéticos de mantenimiento de un conejo adulto, que variarán en función de la edad del animal, de la cantidad y calidad de alimento ingerido y de la concentración de fibra rápidamente fermentable. Esta capacidad del ciego de aportar hasta un 50 % de las necesidades energéticas de mantenimiento a través de la fibra provoca que esta y el equilibrio de la microflora cecal tengan un papel fundamental en la alimentación y el estado de salud del animal.
La grasa
Las grasas suponen una gran fuente de energía y reducen la absorción de calcio a nivel intestinal por la formación de jabones. En animales adultos se recomienda entre un 1-4 % de grasa bruta (GB) para prevenir la obesidad, la lipidosis hepática, la alteración renal y/o la arterioesclerosis. El déficit o exceso de grasa en la dieta conlleva una serie de consecuencias negativas para la salud del conejo. Así, con dietas ricas en grasa se propiciará la aparición de obesidad y lipidosis hepática que en periodos de inanición promoverán la cetogénesis e hipoglucemia. Además, debido a que disminuye la absorción de calcio en el intestino, podemos encontrarnos con cuadros de osteoporosis y alteraciones dentales. Por otro lado, una carencia se manifiesta con caída del pelo, alteraciones del sistema reproductivo en machos y una disminución del crecimiento en animales jóvenes.
La proteína
En caso de administrar piensos comerciales, vigilaremos que la cantidad de proteína bruta (PB) se sitúe entre el 12 y el 16 %, siendo mayor (17-18 %) para las hembras lactantes y los conejos en crecimiento.
Cuando los valores de PB se reducen por debajo del 12 %, se observa un aumento de la tasa de mortalidad y una disminución en el crecimiento. Un aporte excesivo de PB produce una mayor concentración de urea, que irá al torrente sanguíneo y parte será transformada en amoniaco en el ciego. En él, los altos niveles de amoniaco alcalinizan el pH, lo que favorece el crecimiento de bacterias potencialmente patógenas, provoca enteritis y aumenta la tasa de mortalidad. Por otra parte, la urea se elimina por la orina y requiere de su dilución con agua. Esto provoca que el animal necesite ingerirla y excretarla en mayor cantidad. La eliminación de orina en grandes cantidades aumenta la humedad y el amoniaco en el aire de la jaula. Este amoniaco ataca la mucosa nasal y ocular del conejo lo que facilita las infecciones bacterianas, determinando la presencia de trastornos respiratorios y conjuntivitis. Por otra parte, el exceso de proteínas hará que aumente su consumo y que no se ingieran los cecotrofos, aunque se produzcan en abundante cantidad, lo cual conlleva a una carencia en el aporte de vitaminas esenciales
Conclusión
Como podemos observar, las necesidades nutricionales del conejo como mascota deben simular la alimentación de sus congéneres silvestres. De este modo se reduce la presencia de patologías y del estrés. También hay que destacar la importancia de la fibra en el complejo sistema digestivo de esta especie.
Extraído de José Miguel Chapel, José Luis Benedito, Ruth Rodríguez, Víctor Pereira y Cristina Castillo, Bases nutricionales del conejo de compañía, Ateuves 70, págs. 12-17.
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